LA MUJER DEL PELUQUERO

 

EXTRACTO: El “Chícharo” fue corriendo a la cantina, se metió por debajo de las persianas, y entre los borrachos encontró a su maestro Rubén, quien en ese momentos, ponía tiro en la rayuela

Era mediodía cuando la señora Rebeca, la mujer del peluquero, fue a la peluquería a buscar a su viejo, Rubén, que estaba trabajando, el negocio se encontraba a unas cuadras de su casa, en el barrio del Arbolito.

Doña Rebeca, iba con el fin de que le acompletara el gasto, porque en la noche anterior no lo hizo. No se lo dio completo. Cuando la señora llegó, no estaba, encontró al “Chícharo”  así se les llama a los chamacos, que le ayudan a un peluquero.

El muchacho estaba con una liga, tratando de matar las moscas que se paraban en los espejos. Al verla, se puso firme como soldado haciéndole un saludo militar.

-¿Dónde está mi señor?

-Se  fue a la cantina, tiene dos horas, que se salió y no aparece, ya se le han ido varios clientes, solo me dijo ¡Ahorita Vengo!    

Voy a la cantina a echarme la copa del amigo.

-Ve  y dile que venga que lo estoy esperando.

-Se va a enojar señora, hace rato fui a llamarlo porque a un cliente le urgía que lo pelara, me pegó y me dijo que no lo llamara aunque fuera a buscarlo su propia madre.

-Ve y dile que sino viene en 5 minutos lo voy a sacar a madrazos.

“El Chicharo” le puso varios pretextos, pero la señora lo saco a empujones…

-¡Obedeceme cabrón!

Muy temeroso el “Chícharo” fue corriendo a la cantina, se metió por debajo de las persianas, y entre los borrachos encontró a su maestro Rubén, quien en ese momentos, ponía tiro en la rayuela, se jugaban las jarras de pulque el “Chícharo” le dijo:

-Maestro lo busca su señora.

La voz del “Chícharo” cisco al peluquero que no le atino al agujero del ladrillo, el peluquero enojado le dio un golpe en la nariz

-¡Chacho pendejo! me echaste a perder mi mejor tirada ¿Qué chingados quieres?

“El Chicharo” llorando se limpiaba la sangre de la nariz.

-Dice su señora que lo necesita en la peluquería, y que si no va en 5 minutos viene a sacarlo a punta de madrazos.

Todos los que estaban en la cantina soltaron la carcajada, le dijo el cantinero:

-Pinche peluquero guango, no sabíamos que tu pinche vieja te pegaba, presumes de valiente y eres un mandilón.

El Peluquero le dijo muy serio al “Chícharo”:

-Ve y dile a esa señora que se regrese a su chiquero o me la llevo arrastrando a su casa de las greñas.

El  “Chícharo” se regresó a la peluquería y en venganza en contra de su patrón, dijo otras cosas que el peluquero no le dijo.

-Dice el maestro que se vaya a bañar, pinche vieja cochina, y que le va a reventar el hocico por chismosa, me dijo otras cosas de su mamá, pero no puedo decirlas.

La señora, se puso negra de coraje. Y dijo cosas entre dientes.

-¡Ah jijo de la chingada pero ahorita voy por él!

La señora dejó su bolsa de mandado recargada en la pared, y al salir a paso veloz, chocó con don Chayo, un vecino y cliente de su viejo, lo tiró al suelo, apenada la señora lo levantó y le puso su sombrero.

-Discúlpeme don Chayo, pero estoy como agua para pelar pollos

-No se preocupe señora solo venia a pelarme pero no veo al maestro.

-El maestro no está, pero ahorita me lo ejecuto.

Sin darle tiempo al señor, la señora le quitó el saco el sombrero y lo sentó en el sillón.

-¿Cómo quiere que lo pele? Le voy hacer un corte juvenil con un copete en la frente.

-No se burle señora ¡No ve que estoy pelón!, solo quiero que me corte las puntas de atrá.,

-Es una broma que le hice para que usted recuerde sus tiempos de cuando andaba de Pachuco ¡A dónde va tan de prisa que tiene el coco sudado!

-Voy a una junta de vecinos, para que nos pongan una barda aquí arriba, porque cuando llueve se bajan las piedras.

-¡Ah que don Chayo! usted siempre de político, tirándole piedrazos al gobierno, tenga mucho cuidado porque en el PRI hay un chingo de borregos, y no lo vayan agarrar a topes.

La señora le metió las tijeras y lo dejó listo, le puso el espejo para que don chayo viera como había quedado,

-No me gustó como me quedo el pelo, se me notan las mordidas que me dio en este lado.

-Usted tiene la culpa por estar de platicador, al hablar movía la cabeza para todos lados, y eso me descontroló, bueno está bien servido, son 15 pesos,

-Este es un abuso el maestro me cobra 10.

-No sea chillón don Chayo pague, y no discuta ahora si está inconforme vuélvase a sentar para emparejarlo.

-Déjelo así, con no volver a esta peluquería es suficiente.

Don Chayo, salió muy enojado echando madres, la señora agarró su bolsa para salir a buscar a su marido, cuando entró el “Cascajo” y su hijo

-¿No está el maestro?

-No se encuentra señor Héctor, pero estoy yo en su representación, ¿Qué se le ofrece?

-Vengo a que le corte el cabello a mi hijo.

-Este es su hijo, yo pensé que era el tío cosa que sale en televisión.

-Hágale un bonito corte de pelo, porque en la escuela quieren los maestros, que vayan pelados como sardos.

-No se preocupe don Héctor, lo voy a pelar a la moda, en un momento va a quedar como muñeco. Hay se lo dejó, yo voy al centro no me tardo.

-No se preocupe váyase tranquilo, si se tarda un poco yo me encargo de ponerlo al tiro en la escuela, porque me han contado que es muy burro.

Doña Rebeca le metía las tijeras como si fuera profesional los pelos del niño caían  a montones.

-Barrele bien “Chícharo” no me vaya a resbalar y me de un nalgazo, con sus pelos del chavo se ve que tenía muchos años sin cortárselo.

Como a las dos horas regresó don Héctor, el “Cascajo” quien se sorprendió al ver a su hijo.

-Señora ¿qué le hizo a mi hijo?

-Pelarlo.

-Sí, pero no la chingue, lo dejó todo mordido.

-Le quedó bien, ahora si no le gusta cómprele una cachucha y no se le notara nada.

Héctor muy enojado se salió de la peluquería jalando a su hijo de la mano.

-¡Oígame señor no se haga el chistoso y págueme!

-¡Pinche vieja pendeja! Todavía que desmadró a mi hijo quiere que le pague, ahora que vea al maestro Rubén, le voy a dar la queja, los voy acusar al consumidor.

Doña rebeca, hizo un coraje porque no le pagaron, y para evitar que le agarrara el chorrillo, fue a buscar a su señor.

Llegó a la cantina “La Sangre Minera”, se asomó por una ranura de la puerta y vio al peluquero bailando un danzón solito, echándole estilo, como lo hacen los viejitos de la tercera edad, poniéndose el dedo en el ombligo y se movía al ritmo, eso enojó a la señora que no le dio tiempo de terminarlo. Abrió las persianas de par en par y con el puño cerrado le dio uno en el hocico que lo hizo rodar al suelo

-¡Órale cabrón, vámonos de aquí!

El peluquero sin responder el golpe, miraba para todos lados y los borrachos no dejaban de reírse de él, la señora lo levantó de los cabellos y se lo llevo jalando a la peluquería.

-¡Aquí te voy a encerrar por lo menos un mes, para que aprendas a querer tu trabajo!

Lo metió y bajó la cortina, y se pusó como carcelera en la puerta, cuando llegaba un cliente lo metia y cuando terminaba de pelarlo le abría, ella misma le volvía a cerrar. De esa forma el peluquero aprendió la lección y durante mucho tiempo no salió a la cantina.

 

Related posts