LA MUERTE OMNIPRESENTE EN LA FIESTA BRAVA

#ENTRE EL CALLEJÓN Y EL TENDIDO
    •    La Fiesta Brava es un arte de contrastes, llena de luz y sombra, triunfos y fracasos, vida y muerte


Estimados Amigos con el gusto de siempre saludándolos a través de este espacio de Plaza Juárez. La presencia de la muerte es una realidad irrefutable de la Fiesta Brava y el drama que se vive en las Plazas de Toros, tan verdadera que en esa puesta en escena cada tarde, por lo menos, se mueren los astados, creo y estará Usted de acuerdo conmigo que no hay nada tan real y verdadero como la Fiesta de Toros, en donde no hay truco, aun cuando algunos “abusadillos” de la Fiesta hayan pretendido sorprender a los públicos manipulando las astas de los bureles, en el denominado “despunte” para, según ellos, dar ventaja a algún torero -lo que siempre nos ha parecido falaz- porque la historia da cuenta de cornadas, terribles, de toros que fueron despuntados por tratarse de festivales o toros para rejones, con pleno conocimiento de la concurrencia a esos festejos.
En la Fiesta de Toros no caben los trucos ni las ventajas, los toros de lidia -míticos y hermosos animales- salen a los ruedos de toda la geografía taurina a matar, y algunas veces lo logran, a quien o quienes se les pongan enfrente sin que queden a salvo los que ocupan el callejón de las Plazas, o los tendidos inclusive; recordemos a “Pajarito” de la Ganadería de Cuatro caminos volando, literalmente, al tendido de la Monumental México.
Sin embargo, no existe otra disciplina, tan real y verdadera, que realicen los seres humanos y que además transmita a quién la observa una diversidad de emociones, hasta llegar a la pasión.
Pero, en qué radica la verdad del Toreo?, indudablemente en el riesgo implícito en el arte de lidiar reses bravas, que culmina con terribles cornadas, algunas veces, de consecuencias funestas; así la muerte de los Toreros es una posibilidad cierta, esto sin menoscabo del tamaño o condición de las reses que se lidien en los festejos taurinos ya sean festivales, novilladas o corridas de toros, pues la historia del Toreo da cuenta de innumerables cornadas mortales en los más disímiles escenarios, desde ignotos pueblos hasta las Plazas de Toros Monumentales, con los trágicos resultados de la muerte de los lidiadores, desde aficionados, hasta figuras del toreo, pasando por novilleros, subalternos, forcados e incluso recortadores.
Los detractores de las corridas de toros, de una manera grotesca, mentirosa, desinformada y grosera, argumentan que el hombre se vale de una serie de actos abusivos para contrarrestar el poder de los toros antes de ser lidiados, mentira más grande no puede haber; se ha publicado cualquier número de embustes, que si al toro se le pinchan las pezuñas para que se lastime al caminar; que si se le golpea en los riñones para restarles poder; que son dejados sin comer y sin beber durante días, etc.; cuanta falsedad hay en tales afirmaciones, imaginemos que eso fuera real, entonces no habría ningún toro en una plaza que pudiera ser lidiado, pues de ser cierto lo que esa gente supone se estarían echando a los ruedos ejemplares que difícilmente podrían ser lidiados por presentar condiciones de verdaderos inválidos.
Por otra parte se debe tomar en consideración de que no existen reses de lidia sin peligro por su tamaño o peso, lesiones graves, e incluso la muerte de algunos lidiadores, las han causado vacas e inclusive becerras en tentaderos, novillos y toros, como ejemplo está el caso de Antonio Mejías Bienvenida, figura torero, que ya en el retiro tentando vaquillas en la finca de Amelia Pérez-Tabernero, el 5 de Octubre de 1975, fue voleado por una de éstas provocándole lesiones que finalmente lo llevaron a la muerte dos días después.
Así el riesgo de morir toreando lo asumen, con todo conocimiento, los hombres que han tenido el llamado de la vocación taurina, esa llamada divina que toca a unos pocos mortales y los lleva a cumplir su propio destino, vocación que se trastoca en pasión y lleva a los hombres a extremos incomprensibles, en donde se vencen todos los miedos que un ser humano pueda experimentar, llegando incluso al sacrificio antes que fracasar.
La Historia del Toreo está llena de episodios trágicos que confirman la posibilidad real de la muerte en los ruedos de los seres humanos que han decidido experimentar, como escribió Luis Sota, “…Esa emoción inexplicable, que es el toreo, ese placer que ningún otro placer físico puede superar; esa angustia mágica y luminosa; esa borrachera que ciega y transporta más allá del infinito…”
Finalmente, si bien la muerte de los Toreros en las Plaza de Toros, nos mueven en lo humano, de ninguna manera demeritan lo grandioso de la Fiesta Brava, en la que, ni como negarlo, Toro y Torero son los actores principales, el resto, hasta los ‘escribidores’, solo somos comparsa. Por ahí nos vemos ENTRE EL CALLEJÓN Y EL TENDIDO si Dios lo permite.
 
 

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