PIDO LA PALABRA
Este proceso electoral se caracterizará por ser unas elecciones de miedo
El primero de julio tendremos que depositar nuestro voto para ejercer nuestro derecho político-electoral, y con ello, cumplir un deber ciudadano; y aunque hemos atravesado un sexenio traumatizante de hechos violentos, de tranzas, de gente que tira la piedra y de inmediato esconde la mano, llegamos vivitos y coleando al año en que la víbora cambia de piel, aunque sigue siendo la misma víbora.
Flojera, apatía, desencanto, de todo un poco se está dando en este proceso electoral, pues las campañas de los candidatos se caracterizan por ser “pan con lo mismo”; quizá la cereza del pastel ha sido ese repentino, y por lo mismo sospechoso, cambio en la decisión de siempre si darle al Bronco la oportunidad para participar en las elecciones presidenciales.
En términos generales este proceso electoral se caracterizará por ser unas elecciones de miedo; explico, miedo desde el día en que se conoció el nombre de todos y cada uno de los candidatos; muchas dudas sobre su legitimidad.
MEADE, tratando de meterlo a los priistas casi con calzador y a muchos de la vieja guardia ya les hizo ampolla en su zapato y terminarán por quitárselo.
AMLO, en campaña desde hace más de tres lustros, da la impresión de que nos hemos acostumbrado tanto a sus desplantes que muchos se identifican con Él, no por su carisma, sino por la animadversión al partido en el poder; un voto por el peje lo veo como un voto de castigo.
ANAYA, aprovechando su posición como presidente del partido empezó a trabajar su nominación, muy al estilo de lo que alguna vez hizo Roberto Madrazo cuando su rompimiento con Elba Esther Gordillo provocó su derrota; en el PAN también se están dando rompimientos similares, la prueba es la candidatura independiente de MARGARITA ZAVALA, que si bien, hoy día sus posibilidades de ganar son escasas, bien puede mermar la fuerza de Ricardo Anaya.
De JAIME RODRIGUEZ, ese sospechoso viraje me da la impresión de que lo revivieron para hacer sombra a los candidatos de oposición con la esperanza de que el voto duro del Partido en el poder les alcance para revertir los resultados negativos que se vislumbran en las encuestas.
Miedo porque vemos partidos que siguen fieles a su tendencia absolutista, al imponer candidatos al senado o diputaciones afines a quienes desde hace años han vivido del erario público, y que se alternan la candidatura entre ellos y a quienes ocasionalmente se la prestan a otros para evitar murmuraciones.
Miedo porque desde el inicio del proceso electoral nos parece estar viendo a una jauría que se pelea rabiosamente por el hueso, más que por un anhelo de democracia; para esa caterva oligárquica el pueblo solo es el medio y no el fin.
Miedo porque veo que la violencia electoral está desbordando los ánimos, convirtiendo a las urnas en un campo de batalla en donde el botín no son el establecimiento de las ideas políticas sino las prerrogativas económicas propias de los ganadores.
Miedo, porque independientemente del ganador, no veo en nuestro futuro una mejora legislativa; muchos caballos flacos, otros famélicos y uno que otro cuyo pasado político es una carga muy pesada que le impedirá una carrera tersa.
Miedo porque la gente ya perdió la paciencia y si no hay talento político (no lo veo por ninguna parte), los conflictos que hoy vivimos no serán nada cuando las necesidades rebasen a la prudencia.
Las palabras se las lleva el viento, pero mi pensamiento escrito está.