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Más de un millón de personas pidieron de forma pacífica el revocatorio de Maduro, libertad para los presos y mejores condiciones de vida
La Toma de Caracas, además de ser una petición masiva reclamando la fecha del revocatorio dentro de este año, también sirvió para medir las fuerzas entre los que no quieren el Gobierno de Maduro y aquellos que le apoyan. Maduro contraprogramó también otra manifestación. Las cifras fueron aplastantes. La proporción entre una y otra fue de cien a uno a favor de la oposición.
La gran marcha de Caracas del 1 de septiembre, convocada por la oposición para exigir la fecha del referéndum revocatorio presidencial este mismo año, fue histórica, multitudinaria y pacífica, al menos en lo que se refiere al bando de los organizadores.
Del otro lado, en el bando chavista, hubo un sinfín de provocaciones, antes y durante la marcha. Desde la detención de una treintena de miembros de la oposición, pasando por la prohibición de la entrada a periodistas de medios internacionales para que no informaran de manera veraz y libre, hasta la colocación de todo tipo de obstáculos en las carreteras para impedir el acceso a la capital: autobuses incendiados (en La Victoria).
A todo esto hubo que sumarle el lanzamiento de gases lacrimógenos por parte de la Guardia Nacional Bolivariana en algunas de las vías de acceso, como la carretera Panamericana. Pero los manifestantes aguantaron y siguieron avanzando hacia el centro de la capital.
Por su parte y para aumentar aún más la presión, horas antes de comenzar la marcha, Nicolás Maduro anunció la intención de crear un decreto constitucional para retirar la inmunidad parlamentaria a algunos políticos con el fin de «defender la paz, para combatir el golpismo y la violencia política».