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La marca del meridiano

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El Arte De Novelar

Leer “La marca del meridiano” es un ejercicio estético que nos pone frente a un grupo delincuencial que vuelve vulnerable a cualquier persona y país.     

“Ningún Hombre que se muera sin haber llorado alguna vez frente al mar puede decir que ha vivido”, afirma Lorenzo Silva en su novela “La marca del meridiano”, premio Planeta 2012, publicada por esa casa editorial en noviembre de ese mismo año, en Barcelona España. Es una novela policiaca donde la dupla Bevilacqua y Chamorro resuelve un caso de corrupción, trata de blancas, prostitución, lavado de dinero y narcotráfico, al mismo tiempo, y de paso nos muestra que la ley debe estar por encima de todo, aunque los ciudadanos se resistan a aceptarlo y profesarlo.
Rafael Robles, un subteniente de la guardia civil, retirado, aparece en Logroño asesinado y colgado de un puente. Además de la policía regional, le encargan el caso a Vila y Chamorro, que se llevan al joven guardia Arnau para que continúe su preparación. Robles fue el orientador del brigada Vila en sus primeros años en el cuerpo, a ese policía leal le duele la brutalidad con que trataron a su amigo. La investigación avanzará por varias vías que al final dejarán al descubierto cómo las debilidades humanas pueden desviar a los representantes de la ley de su misión; el influjo de las tentaciones que los delincuentes ponen a su alcance: dinero o chicas hermosas, termina por perderlos; por otra parte, la fragilidad de muchas muchachas que por unos cuantos euros se dejan engañar por los enganchadores, con los que adquieren deudas que les cuesta terminar de pagar, es punto importante en el desarrollo de esta novela.
Robles presta sus servicios como cobrador pero se involucra más allá de sus responsabilidades y, desde luego, se nota en su estilo de vida y en los bienes que posee su familia. Bevilacqua es convocado por López, un agente de asuntos internos que tiene en la mira a un grupo de policías que conocían a Robles, y le propone trabajar coordinados. Esto llevará al detective a otros terrenos y a otras experiencias que serán de gran utilidad en la ubicación de la mano ejecutora. Lorenzo Silva nos lleva de una emoción a otra, de un lugar a otro, de un delito a otro, en que la vida personal de los protagonistas está incluida. Nos enteramos de la razón que llevó a Vila al divorcio y una posible explicación de por qué le gustan tanto las canciones italianas.
Rubén Bevilacqua, el brigada español nacido en Montevideo, es uno de los detectives más conocidos del género en español. Es intuitivo, valiente, irónico y con un grado de cultura superior a la mayoría de sus congéneres; el autor desliza: “Qué otra cosa es un investigador de homicidios sino una especie de novio de la muerte”. Lo que significa que topamos con un detective que teme a la muerte sólo lo necesario, y se maneja con la prudencia que cualquier bien nacido practica con su prometida. Virginia Chamorro es una sargento muy plantada, capaz de seguir a su jefe sin perder su esencia, es valiente, inteligente y cada que puede hace valer su género. En La marca del meridiano, ambos se aplican a fondo y descubren cosas de sí mismos que los hace mejores compañeros.
Lorenzo Silva, nacido en 1966 en Madrid, España, es uno de los autores más serios y firmes del género negro en Hispanoamérica, sus detectives son imprescindibles en el panorama novelístico, a la vez que pone ante nuestros ojos una situación que explica la parte oscura de un país democrático que, al parecer, en estos momentos no las tiene todas consigo. Hay una serie de frases en las que vale la pena reflexionar: “El disimulo es para el delincuente una virtud”, “alguien se ha salido del dibujo”, “creo algo en la mayoría, pero a pie juntillas en la unanimidad”, “el amor es un mundo fuera del mundo”. Sin duda, el género policiaco es exigente y no permite el menor desliz; afortunadamente, Silva es un autor que trabaja sin dobleces y el resultado que consigue es gratificante; por lo mismo, no es casual que un jurado en el que estuvieron Carmen Posadas y Rosa Regás le haya otorgado uno de los premios más importantes para la literatura en español.
Leer “La marca del meridiano” es un ejercicio estético que nos pone frente a un grupo delincuencial que vuelve vulnerable a cualquier persona y país. Con un estilo vigoroso y conminante, Lorenzo Silva, un autor que ama a Cervantes, nos indica que el género negro está más fuerte que nunca en ambos lados del Atlántico. Desde luego, es placer grande compartir estas historias que mucho tienen que ver con el horror de nuestro tiempo; ya me contarán su experiencia.