LA MAGIA DE ORÁCULO

LA MAGIA DE ORÁCULO

Familia Política 

  • “Muchas veces se evita la verdad porque suele ser dura y desagradable…”; Robert Greene

Con gran confianza en las predicciones de mi horóscopo y ante las expectativas de un alto número de valiosísimos hidalguenses, en estos tiempos previos a trascendentes definiciones, me atrevo a escribir este artículo, cuya orientación se encuentra enmarcada con el número treinta y dos de las 48 Leyes del Poder, que los norteamericanos Robert Greene y Joost Elffers, publicaron en 1998. 

Según El Piripituche “La mentira es belleza y artificio, fuego para nutrir la fantasía. La realidad es vil comida fría: dificultad, trabajo, sacrificio…” También, con plena credibilidad en la fuerza de videntes y gurúes, desde mi zona de confort espero el momento en que la diosa fortuna incline su balanza hacia mi humilde persona y me favorezca con el número agraciado de la lotería que, según los optimistas escenarios que llenan mi vida, llegará en el momento que el destino marque; ni antes ni después, todo a su tiempo. 

Bajo esta forma de ver la vida, muchos seres humanos bordan con sueños de opio, prominentes futuros que van desde obtener unos cuantos miles de pesos en la lotería, sin comprar boleto, hasta herencias y otros enormes golpes de fortuna que pueden llevar a cualquiera a colaborar con el gobierno para pagar la deuda externa; o ya, de perdida, sacarse una residencia de las que sortea una prestigiada institución de educación superior. 

Los mexicanos medios, difícilmente podemos separar de nuestra forma de vida, esta visión mágica. Así, hay quien se deja envolver por las diferentes modalidades de negocios piramidales o ventas espectaculares de productos milagro; seguramente hay quien logra tener éxito; pero la inmensa mayoría marcha por un sendero de falsas ilusiones, hasta el más profundo precipicio económico y social.

Ya en escenarios más ambiciosos, la historia está llena de fenómenos similares, como las “apariciones” o descarados inventos de vírgenes o santos, lo mismo en Lourdes, Francia, que en cualquier lugar donde se edifican santuarios en honor de tal o cual deidad en América Latina y otras latitudes (Fátima, Ocotlán, del Pilar, Caridad del Cobre, Akita, del Carmen, de la Candelaria, La Santa Muerte o el Santo Malverde…). El caso de la Virgen de Guadalupe es fenómeno aparte, por la fuerza del sincretismo cultural en que se originó y donde sigue su adoración cotidiana. Ya lo he dicho: en México, hasta los ateos somos guadalupanos. En esta realidad de eficaces medios de comunicación, es fácil enterarse de imágenes que lloran sangre o personas que muestran en su cuerpo estigmas similares a las heridas que sufrió el Rabí, Jesús de Nazareth, durante su pasión y muerte.

Evidentemente, detrás de un gran milagro, siempre estará un gran beneficiario, individual o colectivo.

En materia política hay bastantes similitudes: el ciudadano medio que aspira a ingresar al gobierno, adquiere su boleto en el momento de establecer una relación cuasi contractual con el precandidato de su preferencia; avanza cuando éste conquista la candidatura; después de la elección constitucional, casi es un hecho que acompañará a su “gallo” en el ejercicio del poder constitucional, en una posición que puede ser relevante: un generoso pago de factura o un justo estímulo a su lealtad o a su capacidad profesional. Así como las decisiones del que manda, pueden ser fuentes de algarabía, también suelen llevar consigo el germen duro y desagradable de la realidad; esa verdad que genera ira y desilusión, en su caso. La fantasía es como un oasis en el desierto o una luz al final del túnel. Lo malo es que el agua puede estar envenenada o, la luz, corresponder a un tren que viene en sentido contrario.

En esta breve narrativa, hice una muy rápida enumeración de sucesos trascendentes. En la realidad, cada uno se enmarca en angustiosos lapsos de espera, aderezados con diferentes indicadores que, en ciertos momentos, son altamente favorables e invitan al optimismo a quienes tienen alguna expectativa en los roles o estratos del poder; otros, los llevan a percibir anuncios que suelen llevar a la catástrofe por la ausencia de definiciones que, tal vez, ni siquiera conozca quien habrá de tomarlas.

Los griegos buscaban las predicciones del Oráculo de Delfos y, aun recibiéndolas, fueron protagonistas de grandes tragedias. Aquí, no hay más opción que recurrir a los sabios consejos de aquél gran filósofo oriental (avecindado en México hasta su muerte) Kalimán. Él siempre orientaba a su ayudante, el Pequeño Solín, con la siguiente sentencia “Serenidad y paciencia… mucha paciencia”.

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