
Pulso del Mezquital
Algo parecido pasa en El Mezquital, que de un tiempo a la fecha nuestros políticos ya no los hacen como antes.
Tener amigos políticos en el Valle del Mezquital, es como comprar pollitos de colores, no duran. Si usted se jacta de tener de amigo a un político, disfrútelo, gócelo, mientras está libre, porque después las visitas tendría que hacerlas en prisión y en una de esas, ni eso, porque igual y se queda a hacerle compañía, porque ante los ojos de este sistema de justicia criminal, las ofensas de origen sexual, narcomenudeo, posesión de armas y homicidios, se consideran especialmente perversas.
Hasta hace algunos años, tener un amigo en la política era un tema aspiracional, las mamás eran tipo Doña Naborita, presumiendo a sus hijazos de sus vidazas, por el puro placer de que sus retoños se codeaban con los que se supone eran gente bien e influyente. Sin embargo, esos usos y costumbres han cambiado, lo que alguna vez fue motivo de orgullo, hoy puede ser una razón de vergüenza.
Incluso en la actualidad, estar cerca del político en turno, nos obliga a tomarnos la foto con él o con ella, para después restregársela en redes sociales a propios y extraños, como una prueba fehaciente de que estamos en la estratósfera de los accesos VIP.
Sin embargo, resulta que esa misma estampa de orgullo, se puede convertir en un asunto de pena y si no tenemos el cuidado pertinente, podríamos ser víctimas de exclusión y discriminación, porque tener amigos políticos corruptos o criminales, nos puede pasar como cuando dejamos dormir a los gatos en la hornilla, si no salimos chamuscados, salimos tiznados.
Algo parecido pasa en El Mezquital, que de un tiempo a la fecha nuestros políticos ya no los hacen como antes, si no atropellan gente, se roban el dinero, pedalean bicicletas ajenas, se agarran a golpes con la chaviza, se graban videos en situaciones comprometedoras, se alían con los mañosos, el huachicol y el tráfico (todo eso que es ilegal) y una larga lista de etcéteras. Ahora tenemos que andar borrando fotografías que teníamos con esos políticos y toda evidencia, después de que salen a relucir: su influyentismo, prepotencia, delitos y la falta de estilo, cuando se supone que uno se encontraba departiendo con pura gente bien.
Es el caso del diputado Edgar, el caso más reciente, que raya en prácticas gansteriles, cuyo lema era porque quería y porque podía y que le hicieran como quisieran, demostrando que eso del código postal es puro mito, pues lo agresivos, mal hablados, negocios chuecos y prácticas delincuenciales, lo mismo pasa entre las clases populares como entre los pudientes, como es su caso.
Y es que al diputado no lo dejaron ser, pues justo cuando comenzaba a ser como Mufasa, o sea que escucháramos su nombre y sintiéramos meyooooo, le cayó un operativo que no tuvo ni Ovidio, decomisándole algunos juguetitos para tiro al blanco, que según las autoridades son de uso exclusivo de las fuerzas armadas y unas pequeñas dosis de fabuloso (que hace feliz a tu nariz), suficientes para suministrar en el mercado local.
Lo que nos deja de enseñanza, es que los políticos nunca dejarán de sorprendernos, mientras que algunos a los que creemos que no pueden caer más bajo, le siguen escarbando más pa´ abajo y otros como el diputado en cuestión, se sacan una “succionada”, como el hecho de decir que no hablaba español, nomás otomí, haciéndose la “vístima” y a ver si el corazón del juez se ablandaba.
En corto:
- El próximo miércoles, se reanudará la audiencia del diputado local, Edgar “N”, quien continuará en prisión preventiva.
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