Home Nuestra Palabra Dr. Antonio Peralta Sánchez La Homosexualidad (Primera de tres partes)

La Homosexualidad (Primera de tres partes)

0

DE CUERPO ENTERO
    •    “Chon sabe que es homosexual, lo ha sabido desde hace mucho tiempo, y cuando sus emociones se agolpan, se regocija en recordar aquel amor…”


Para Asunción desde hacía mucho tiempo, cada vez que escuchaba o veía por la tele programas que hablaban acerca de la homosexualidad, afinaba con cautela todos sus sentidos, solía no perder ningún detalle y después en su cerebro repasar, analizar y tratar de entender muchas cosas que a él siempre le habían pasado.
    Ahora mismo cuando ha cumplido 55 años, sigue siendo el hombre solo, el señor buena gente que a todo mundo ayuda, y que por su eterna bonhomía sirve tanto para sacristán, como para el que reparte las cartas – por cierto ya pocas – que llegan a su pueblo.
La gente acomedida que nunca falta, le ha recomendado que bien se case con la viuda reciente de la calle de abajo, o que de plano se junte con la Hortensia, que regresó de la capital con dos hijos y sin esposo; le han sugerido también que un hombre no puede estar siempre solo, que la mujer debe estar para hacerle compañía.
Él, con su sonrisa de siempre, responde que no sabe vivir con otras gentes, y que de hacerlo no habría nadie quien pueda cuidar a su ya anciana madre. A fuerza de pasar los meses todo el pueblo se acostumbró a verlo como un ícono del pueblo, Chon es una institución, una parte esencial de la comunidad, y si algunas mentes trasnochadas pensaron alguna vez que podría ser “maricón”, la fuerza de la costumbre y sobre todo de su enorme utilidad para todos lo hace necesario y por lo tanto intocable.
Muchas noches cuando repasa su vida por etapas, sin darse cuenta llora en silencio, ha soñado con amar y sobre todo con sentirse querido. Años atrás para darle gusto a su mamá intentó amar a una vecina, que mas contratada que enamorada aceptó, convirtiéndose en una amarga experiencia. Jamás lo volvió a intentar.
Chon sabe que es homosexual, lo ha sabido desde hace años, y cuando sus emociones se agolpan, se regocija en recordar aquel amor de hace mucho tiempo que nunca nadie supo, y que siempre está presente. Ha querido gritarlo muchas veces, ha deseado descubrir un mundo diferente donde El Chon que todos quieren lo pudieran también aceptar, respetar, escuchar y apoyar como él a tantos hace; se ha sentido abrumado, enclaustrado, y cuando escucha acerca de este tema siente como si unas nuevas cartas le llegan a su alma, entiende poco los términos elevados de la ciencia, pero sí comprende que hay lugares en el mundo donde a los homosexuales se les ve distinto. Chon sueña con estar algún día en esas lejanas tierras.
Existen muchos como Chon que viven en una cárcel de barrotes de miedo.
Muy a pesar de que desde 1974 la Asociación Americana de Psiquiatría eliminó a la homosexualidad de la categoría de una enfermedad mental, y muy a pesar de que desde 1983 con la llegada del SIDA se habla con esmero acerca de esta preferencia, sigue siendo la cara oculta, la vida por siempre escondida en el closet.
Seguramente esta orientación ha existido por siempre en la humanidad, y ha pasado desde la presunción de la antigua Grecia, hasta la represión y la persecución intensa que en muchos países se viven.
La homosexualidad se puede definir como la atracción erótica, amorosa primordial hacía los miembros del mismo sexo, y que bien puede existir desde el mapa genético de un individuo. Los avances en la ciencia cada vez escudriñan más los hilos ocultos de este origen, aunque bien se puede confrontar la postura de muchos Sexólogos al afirmar que ésta búsqueda es necia, puesto que primero tendría que investigarse la génesis de la heterosexualidad.
Para David Hawkins la presencia de la homosexualidad no parece ser una cuestión de elección, la expresión de la homosexualidad si es una cuestión de elección.
Desde la perspectiva de los sociólogos esta preferencia sexual ha existido como parte de una cultura, por ejemplo, Ford y Beach en 1952 reportaron que de 76 sociedades estudiadas en el 64% las actividades homosexuales eran permitidas, y consideradas normales.
Sin lugar a dudas los estudios de Kinsey en 1948 abrieron por primera vez desde el punto de vista científico el mundo de la homosexualidad. En sus estudios encontraron que el 10 por ciento de la población estudiada de los hombres, reconocían vivir la preferencia gay, y que cerca del 4% de las mujeres se consideraban lesbianas; aún más, este mismo autor demostró que el 37% de los hombres aceptaron haber tenido una experiencia homosexual -a lo menos- en su vida, sin que significara la orientación definitiva.
Desde los escritos de Freud que afirmaba que en el desarrollo psico-sexual del ser humano, existía una actitud bisexual de arranque, y que después por influjo de la dinámica de familia y de la sociedad, se debería establecer la preferencia final; hasta los estudios genéticos recientes, el mundo ha buscado una explicación a algo que a priori ya descalifica por incómodo, porque no se adapta a la vida de diario que parece a todos hace sentir bien.
La homosexualidad es una realidad, y una preferencia que vive el género humano, y que hoy más que nunca solicita la tolerancia y la digna convivencia.    
Seguiremos hablando de este tema.