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La historia en el olvido

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HOMO POLITICUS

Para el olvido han quedado fechas como el “día de la raza” o los festejos de la “Revolución mexicana”

La historia alecciona la vida de los pueblos, pero el padre cronos y la dinámica social en la construcción de la realidad, suelen mandar al olvido eventos que edificaron a la nación o al mundo.
 
Para el olvido han quedado fechas como el “día de la raza” o los festejos de la “Revolución mexicana”.
 
Recuerdo que de niño hablar de la conquista española al continente que después fue llamado “América”, revestía la mayor importancia, lo mismo se hablaba de la hazaña de Cristóbal Colón que de la barbarie española y del ostracismo y genocidio sobre el mundo indígena, cuestión, que enardecía los ánimos y se generaban debates de altura que explicaban y rescataban del pasado los horizontes a los cuales nos enfrentábamos en el presente, pero ello, ahora es menos que un pedo en un huracán.
 
En los hechos, ¿quién se acuerda de don Cristóbal?, creo que pocos y se toca a vuelo de pájaro un evento que cambió el curso de la historia.
 
De igual manera, los festejos de la Revolución mexicana cada vez son más tenues; quizá porque se agotó su discurso y sus hechos; quizá porque no se cumplieron sus promesas y aquellos de que la revolución nos haría “justicia”, se quedó en una de tantas retóricas que ya no calientan a nadie.
 
En los hechos, los niños no recrean personajes como Cristóbal Colón o Pancho Villa como héroes a emular; hablan de Capitán América, Batman o Superman y, de un sinfín de héroes de historieta y caricatura que son imitados y emulados, son los superhombres que derrotan cualquier calamidad y no murieron de sífilis como Cristóbal Colón o pancho Villa que murió asesinado.
 
El trazo de todo esto es muy simple.
 
Mientras los héroes nacionales se pierden en tiempo y espacio por sus virtudes y defectos, los héroes de fantasía perviven, viven por siempre y lo tienen todo: juventud, fuerza, opulencia, todo, todo, todo.
 
La realidad es tan cruenta y la perspectiva de triunfo tan precario, que los héroes nacionales y la historia se diluyen, mientras la fantasía sustituye a la realidad y se ha vuelto parte vital para evadirla y soportarla, aunque ello cree un mundo superfluo y sin futuro.