“La gente golpeó para alertar al conductor, pero nunca paró”

Un superviviente del ‘camión de la muerte’ de Texas

    •    Los documentos judiciales relatan el infierno que vivieron los inmigrantes en el vehículo que los llevó de México a EU Hay 10 muertos


Uno de los inmigrantes mexicanos a bordo fue descrito en el informe de los investigadores federales como J.M.M-J. Cuando abordó el camión habían pasado varios días desde que salió de Aguascalientes (México) con destino a San Antonio (Texas). A las 9.00 de la mañana del pasado sábado, una camioneta lo llevó, junto a otras 28 personas, hasta el camión que conducía Bradley. Eran los últimos en abordar. Había cerca de 70 individuos en su interior, asegura a pesar de que la policía únicamente encontró 39 personas, y con ellos se había completado el grupo que iría a San Antonio.
James Matthew Bradley Jr. abrió las puertas del camión y la tragedia se descubrió. “Los cuerpos estaban inertes sobre el suelo como si fueran carne”, reconoció ante la policía el conductor del camión. En él fueron descubiertos el domingo en Texas decenas de inmigrantes indocumentados al borde de la asfixia. 10 de ellos murieron. Cuatro de las víctimas mortales eran mexicanas.
Un total de 39 inmigrantes -25 de ellos mexicanos- luchaban por sobrevivir bajo una temperatura cercana a los 65 grados. Ocho personas habían muerto cuando el conductor paró poco antes, en un estacionamiento. Dos más fallecieron en hospitales. Hay 15 personas en estado crítico por daño cerebral debido a la exposición al calor, la falta de oxígeno o por deshidratación.
Los documentos judiciales revelan un viaje infernal. Los inmigrantes hacían turnos para respirar a través de un agujero que encontraron en una pared del vehículo. Algunos se fueron desmayando, otros murieron de asfixia y deshidratación mientras intentaban hacer que el camión parase.
Los testimonios cuentan que trataron de alertar al conductor del terror que estaban viviendo, dando golpes a las paredes del remolque. No obtuvieron respuesta.
Habían pagado 3.300 dólares, en algún caso y 5.500 en otro por abordar el camión que les permitiría lograr su objetivo de llegar a EU. Sin comida, ni agua, las horas transcurrieron lentas y la desesperación crecía al ritmo que aumentaba el calor.
Al volante iba Bradley, de 60 años, quien, asegura que desconocía que en el interior viajasen inmigrantes. El conductor, que se enfrenta ahora a cargos que le pueden acarrear la pena de muerte o la cadena perpetua, dice que fue sorprendido por golpes procedentes de la zona de carga.

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