LA GENTE CUENTA

 

-¡Vecina! Qué milagro que la veo aquí- exclamó doña Carlota al ver a doña Benita sentada en una de las bancas cerca de la iglesia del Real del Monte.

-Es lo mismo que digo, yo ya acabé de mis quehaceres y vine a tomar el aire- dijo doña Benita.

Acto seguido, Carlota se sienta al lado de su vecina, mientras se ajusta el rebozo para cubrirse del aire gélido.

-¿Ya se enteró?- preguntó la recién llegada.

-¿De qué?

-De que los vecinos se andaban peleando en plena feria el sábado…

-Ah, caray- se sorprendió Benita- ¿Peleando?

-Sí- e inmediatamente Carlota inició su relato-. Resulta que la vecina, doña Bertha, la de la estética de la calle de Hidalgo… ¿Si la ubicas, verdad?

-Si, la ubico bien, si es la que le corta el pelo a mis chamacos… ¿Y luego?

-Ah, pos que creo que llegó un chavo, como ido de la mente. Pa’ mí que iba bien chemo, quien sabe que porquerías se puso, porque empezó a mentar madres a la familia. Y ves que tienen a la Estelita, pos estaba la chiquilla con los papás…

-¿Y luego?- inquirió curiosa doña Benita.

-Luego los vecinos salieron con el chavo ese, para que no le hiciera nada a la Estelita. Y había mucha gente queriendo entrar a la feria, y que en esas el chamaco le grita de groserías a doña Bertha…

-Pinche chamaco grosero. ¿Hizo algo el señor?

-Pos que le dio un puñetazo bien fuerte. Tanto que el baboso ese le quiso darle unos buenos golpes al señor, pero se llevaron a la gente de corbata…

-¡Qué barbaridad!- exclamó Benita mientras se persignaba varias veces

-No’mbre, y eso no es todo- continuó Carlota con aire de autosuficiencia-, el chamaco seguía mentando madres, y la gente le gritaba que le bajara de huevos a su batido, porque estaba la Estelita llore y llore. Pos como no, si tenía miedo.

-¿Y estaba la policía?

-No, manita, si todos andaban en la procesión. Lo malo es que los vecinos se llevaron un sustote…

-Deja tú el susto- interrumpió Benita- la cara de vergüenza que han de cargar. Si mi madre bien dice: “la ropa sucia se lava en casa”.

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