LA GENTE CUENTA

 

Un viaje

-Chicos, ¿qué les pareció la película?

Felipe conducía su camioneta, con una franca sonrisa en el rostro, mientras su mirada alternaba el retrovisor para ver a sus pequeños hijos, y el camino para no provocar un accidente.

-Bien padre, papá –respondió uno de los pequeños-, me gustó esa parte en la que el héroe salvó a la chica antes de que la casa explotara.

-Sí, la verdad es que a mí también me dio harto nervio –secundó el segundo de ellos-. Yo creí que iba a terminar mal, pero no. Si estuvo interesante.

-Bueno –intervino la hija-, yo la verdad esperaba más, pero creo que no me puedo quejar.

-Sí, claro, solo porque quedamos que la siguiente semana veríamos la película animada que tanto te gusta –comentó Laura, la madre, quien estaba en el asiento del copiloto. Estallaron las risas de todos, menos de la pequeña.

-Mira, Marianita –se dirigió dulcemente a su hija-. No te enojes. Recuerda que somos una democracia y todos votamos por la película de hoy. Además, la próxima vez irás solita con mamá. No creo que a tus hermanos les guste.

Una pequeña sonrisa se dibujó en el rostro de Mariana. Sabía que la espera hacia la siguiente semana tendría su recompensa.

-Bueno, pequeños –tomó la batuta Laura-, espero que se hayan divertido, porque mañana se tienen que levantar temprano porque tienen que ir a la escuela…

-¡Mama! –gritaron los tres con cierta desazón y de forma abrumadora.

-Niños, su mamá tiene razón. Ya los conoce muy bien y sabe que a los tres les cuesta trabajo levantarse a las seis de la mañana. Así que llegando a la casa se preparan para irse a dormir, ¿vale?

Los tres no tuvieron más remedio que decir que sí.

-Oye, amor –se acercó Laura a su esposo para que los niños no escucharan-, ¿te diste cuenta que hay una camioneta que nos viene siguiendo desde hace media hora?

Volteó a ver por el retrovisor. En efecto, una camioneta los seguía a toda velocidad, de modo que comenzaba a acortar las distancias. Felipe comenzó a acelerar, ellos también.  

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