El mundo se va a acabar
-¿En qué piensas?
-¿Mande usted?
-Estás muy callado. ¿Piensas en algo?
Laura y Carlos, acostados boca arriba sobre dos tapetes en la terraza de su hogar, miraban fijamente el firmamento, que ahora lucia llena de puntos blancos y luminiscentes. A pesar que las paredes hechas de ladrillos absorbieron el calor de la tarde, un viento benigno refrescó parte del ambiente.
-No, mi amor –replicó Carlos-. Solo miro el cielo, al igual que tú.
Silencio. El viento tocaba una especie de sinfonía con las hojas de los arboles cercanos a aquel lugar. Ella insistió:
-Estábamos hablando de tu familia, y de repente te quedaste callado. ¿Algo sucede? ¿Te puedo ayudar?
Laura trataba de sonar sincera para tratar de sacar algo de conversación.
-Está bien –fijo finalmente él-. Solo prométeme que no te vas a burlar de mí, ¿de acuerdo?
-Ella asintió moviendo la cabeza.
-Muy bien: hay algo que no me ha dejado de pasar sobre la mente todos estos días, y es que con todo lo que está pasando allá afuera, ya no sé ni qué pensar…
-Pero ¿qué es? ¿Piensas que algún día te morirás y me dejarás sola? No va a ser sencillo deshacerte de mí.
-No, no, no… bueno, no así como lo expresas. Mira: ahorita tú y to estamos aquí en la terraza mirando el cielo…
-Ajá
-Y, no lo sé, puede que alguna de esas estrellas que vemos allá arriba de pronto no sean lo que sean.
-Ah… okey. ¿Y después?
-Pues fácil: que de repente una de esas luces se haga más y más grande, y de pronto nos damos cuenta que no es una estrella, sino algo peor…
-¿Cómo qué? –Laura fingió curiosidad.
-¡Un meteorito! ¿Te das cuenta de lo que pasaría? Ya no me daría tiempo de despedirme de ti, ni de nuestras familias. En un segundo todo el mundo se iría al carajo, todo lo que conocemos desaparecerá: ya no habrá enfermedades, ni guerras ni nada. La tierra volvería a poblarse por criaturas más grandes que nosotros, y más poderosos.
Otro silencio. Ella gime meditabunda, como tratando de sacar una conclusión.
-¿Y piensas que eso podría ocurrir hoy?
-Bueno… solo es una suposición. Pero si fuera hoy, lástima por tu mamá y su cumpleaños…
El semblante de ella cambió, se levantó de su lugar y dibujó en su rostro un mohín de desaprobación.
-Si no quieres ir con mamá mañana, solo dilo. Mejores historias me han contado.