RELATOS DE VIDA
En un espacio de trabajo cualquiera, en donde la armonía y el ambiente laboral adecuado, si es una constante; también pueden llegar a suscitarse puntos de tensión, por la falta de tiempo o el estrés que provoca este factor.
En ciertos días donde estos hechos llegan a registrarse, los empleados del centro laboral procuran dinámicas para liberar la tensión, entre ellas; tiempos de charla, café y cigarro; performance, dúos musicales e incluso la famosa batalla de “brujitas”.
Dichos artefactos inofensivos, pues no causan daño físico, se venden en cajitas amarillas las cuales al interior contenían una bolsita de plástico llena de aserrín para proteger los papelillos en forma de cebollitas que tienen la peculiaridad que al ser azotados contra el suelo o cualquier superficie truenan.
Estos artilugios, utilizados para recordar años de infancia, invocan especialmente en este espacio laboral, la creación de grupos de batalla, trincheras y la adrenalina de correr por los pasillos y escaleras para evitar el estruendo.
Cierto día de enfrentamientos con brujitas, la diversión fue tal, que las diversas áreas se integraron, alargando el encuentro; que culminó entre risas y burlas, y el regreso al trabajo cotidiano.
Sin embargo al otro día, la batalla fue descubierta, papelitos, aserrín y piedras están esparcidas por los pisos de las dos plantas; así como en las escaleras, provocando el malestar de las encargadas de intendencia y la correspondiente queja en dirección.
La situación derivó en la llamada de advertencia a todo el personal, la adecuada limpieza del edificio, y la prohibición del uso de estos artilugios “infantiles”, significando esto la extinción de las famosísimas “brujitas”.
