La evaluación de los maestros

Terraza

 

Cuando el Presidente Enrique Peña Nieto tomo posesión de la Presidencia de México, los compromisos que quería cumplir primero fueron aquellos que correspondían al sistema educativo, específicamente me refiero a la Reforma Educativa, publicada en el Diario Oficial de la federación de 2013.

 

La evaluación es el corazón de la reforma educativa de 2013. Básicamente porque habla de dos aspectos clave del sistema educativo:

 

Primero, la cuestión de quien decide sobre el ingreso, la promoción y la permanencia en los cargos de maestro y segundo, los criterios a partir de los cuales se decide sobre tales materias.

 

El asunto de quién decide y cómo sobre las plazas docentes resulta central dado que la gestión de éstas involucra más del 90 por ciento del presupuesto educativo y dado que la forma en la que las plazas se asignan incide, en alguna medida importante, en la calidad de la planta docente y por esa vía en la calidad del aprendizaje de los alumnos.

 

Emilio Chuayffet no ha querido o no ha podido asumir su responsabilidad: él es el encargado de llevar a buen puerto la Reforma educativa. Hace unos días preguntó a los legisladores ¿quién era el patrón de los maestros?

 

La Reforma educativa es uno de los logros de la Presidencia de Enrique Peña Nieto y del Congreso y necesita un líder pero tal parece que el Secretario de Educación no lo es.

 

Efectivamente a partir de 1992 con la descentralización los gobiernos estatales son los que deben tratar con los maestros y deben entregar los cheques al magisterio pero hay que recordar que es la SEP la que manda los cheques a los institutos estatales de educación.

 

Si los profesores no dan clases porque no se quieren evaluar, y los gobiernos estatales les siguen pagando, quien puede cerrar la llave obviamente es la Secretaría de Educación Pública Federal.

 

Hay que destacar un punto muy importante y que no se ha podido desarrollar con éxito, debido a la irónica falta de cooperación de algunos maestros. Con la Reforma educativa, se fomentó la creación del Sistema Nacional de Evaluación Educativa, coordinado a su vez por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación; ambos se encargan de evaluar la calidad de la enseñanza en los niveles preescolar, primaria, secundaria y media superior; el problema va más allá de los docentes que han reprobado los exámenes, muchos incluso se niegan a ser evaluados.

 

Quienes frecuentemente protestan son los miembros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE); el rechazo por presentar una serie de pruebas para determinar su capacidad de docencia, ha llegado a límites inexplicables. Las movilizaciones de esta organización, ya dejaron sin clases a millones de alumnos. Las entidades más afectadas por este fenómeno son Michoacán, Chiapas, Distrito Federal, Guerrero y Oaxaca, este último en el ojo del huracán debido al grave rezago educativo de la entidad, reconocido por el propio gobernador, Gabino Cué.

 

Ya que hablamos del gobernador, no es ningún secreto qué poco ha hecho para remediar la situación. El magisterio tiene años entorpeciendo la Reforma Educativa, sin impartir clases y sin pararse en las aulas; tan sólo en 2013, se estimó que en Oaxaca los 73 mil profesores de la sección 22 de la CNTE, le costaban a Cué 350 millones de pesos quincenales.

 

Me preocupan mucho las futuras generaciones que están en manos de pseudo-profesores, no sólo por los malos resultados que éstos pudieran tener en las pruebas que tanto se resisten a tomar, sino que también representan un mal ejemplo para los demás jóvenes, ya que crecerán con una mala imagen de lo que es defender sus intereses.

 

Ojalá pronto se acaben los días sin maestros y estos logren ver la necesidad y obligación que tienen de reparar el daño que le han hecho a los jóvenes y niños y las autoridades se fajen los pantalones y logren meter en cintura a estos movimientos que ya no sólo son magisteriales.

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