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La eterna falta de argumentos 

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La eterna falta de argumentos 

Mientras en Hidalgo la oposición continúa con sus discursos en contra de la política federal y el gobierno en turno continúa con la repartición de culpas sin que haya castigos concretos ni procesos serios en contra de funcionarios que obraron mal, los miles de enajenados con unos o con otros sólo esperan las opiniones de los corruptos y enfermos de poder que siguen moviendo a las masas para replicarlas en donde se pueda.

Así, mientras unos aplauden la estupidez reflejada en el encadenamiento de Xochitl Gálvez, otros salen a defender los intentos que ha cometido el gobierno federal de pasarse por el arco del triunfo las normativas, los protocolos, las formas y los procedimientos en materia legislativa. 

Todo ante la eterna falta de argumentos que ha convertido la pelea y la contienda política en algo menos que un circo. Todo se ha reducido a una masacre mediática en la que todos pueden señalar, decir, condenar, acusar y difamar sin presentar una sola prueba contundente, sin bases que puedan consolidar un argumento sólido, por lo que, lo de hoy es echar grilla, a veces sin saber el porqué. 

La oposición ha quedado derrotada desde hace tiempo, ya que el oscuro pasado que carga a cuestas se ha hecho más pesado conforme personajes como Alito Moreno o los Chuchos o el Anaya ese, se hacen presentes. Mientras que, en el partido en el poder se han refugiado un sin número de personajes nefastos para la historia política de México y esta situación no ha quedado sólo en el plano federal sino que ha permeado a todos los estados del país. 

Hoy, Morena es un andrajo hecho con parches multicolores, un partido que ante la falta de argumentos creó la ilusión de “un partido donde caben todos”; en efecto, un espacio en el que la ideología se mide en discursos, turbias negociaciones y en donde todos tienen cabida y oportunidad de seguir con sus viejas prácticas siempre y cuando contribuyan a que el partido no se caiga. 

De esta forma, ni oposición ni gobierno en el poder pueden presumir tener la congruencia que presumen en sus propios estatutos, no hay argumentos, no hay nada. Esta eterna falta de argumentos se ve reflejada en las declaraciones que hace sin fuentes Andrés Manuel López Obrador, así como en las que hace Alito del PRI, los Chuchos del PRD, el tal Anaya del PAN e incluso, el trepador de la fama de su padre, Colosio hijo en Movimiento Ciudadano. 

Y el problema no son estos políticos sino las miles de personas que los siguen y defienden a capa y espada en cada rincón del país, por millones en las redes sociales y otros espacios en los que no ven en riesgo su integridad, porque hasta el momento pocos son los aduladores de unos o de otros que en la realidad se atreven a expresar lo que creen. Y los vemos quejándose de Obrador, pero recibiendo los apoyos de diversa índole; o dizque apoyando a Morena, pero yendo de acarreados con los de la oposición nada más porque les prometieron algo que al paso del tiempo, resulta irrelevante. 

El próximo año, el destino de México se decidirá en una batalla campal sin argumentos, en donde el ganar por ganar generará imágenes ridículas como la de Alito pidiendo los nudes de las priistas, Laidas que exhiben todo pero no logran hacer justicia, otra Xochitl encadenada, un Anaya dándosela de jodido, e incluso un Colosio que no tiene memoria. Vienen otros tiempos, pero se vislumbra que para nada serán “mejores”, como lo dice la canción de Yuri.