¡La era del Gran Hermano!

En peligro los Derechos Fundamentales

La libertad de información retrocede en las principales democracias del mundo por los ataques a medios, auge de populismos, noticias falsas y el triunfo de los regímenes personalistas
Los regímenes autoritarios y las dictaduras ya no están solos en lo que se refiere a violaciones contra la libertad de informar de los periodistas. Los países democráticos que hasta ahora se consideraban modelo de respeto a los derechos fundamentales de los ciudadanos también experimentan un profundo deterioro en el derecho a la información, debido a la obsesión por la vigilancia y la puesta en marcha de leyes liberticidas
La libertad de información se encuentra en caída libre en las democracias occidentales. La campaña de ataques contra los medios de comunicación en la era de la post verdad y las fake news (noticias falsas), además del auge de los populismos, está provocando un grave retroceso de este derecho fundamental en países donde el panorama era tradicionalmente satisfactorio.
Esa es la conclusión a la que llega Reporteros Sin Fronteras (RSF). “El gran giro que experimentan las democracias produce vértigo en todos aquellos que piensan que sin una libertad de prensa sólida, no pueden garantizarse las otras libertades”, subraya Christophe Deloire, secretario general de RSF.
La Unión Europea dejó de ser ejemplo de libertad. Según RSF, aunque sigue siendo la región del planeta mejor calificada, es al mismo tiempo donde el derecho a la información se ha visto más amenazado en cinco años, degradándose 17,5%. Sólo le sigue África, con un 10,4% más de abusos.
Si se amplía el foco, se aprecia un daño generalizado. Las victorias políticas de hombres fuertes como Donald Trump, que ganó las elecciones en EU, o Recep Tayyip Erdogan, que acaba de salir victorioso de un referéndum que refuerza sus poderes como presidente de Turquía, el crecimiento del populismo -como hemos visto con la victoria del Brexit, y en las recientes elecciones en Holanda y Francia-, así como la continuación y consolidación de regímenes personalistas en Rusia, Polonia o Hungría están haciendo que la propaganda y la represión a los periodistas independientes sean ya la tónica general en democracias consolidadas.

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