CINE DE AYER

Dentro de la espléndida retrospectiva dedicada a Mae West (1892-1978) que se celebró en la Cineteca Nacional, tuvimos la oportunidad de ver dos de sus primeras deliciosas comedias.

En Soy una dama de Alexander Hall realizada en 1935 adapta un guión propio e interpreta a Cleo Boden, una sensual bailarina que termina heredando la fortuna del cuatrero Buck González, con el que se iba a casar, porque perdió en los dados y que quiere convertirse en una dama, para conquistar al ingeniero inglés Edward Carrington (Paul Cavanaugh).

Enemiga de la sutileza Cleo lazará al noble, lo perseguirá a Argentina, y hasta le cantará la ópera Sansón y Dalila, con tal de que caiga rendido en sus brazos.

En Hollywood te llama, realizada un año después por Henry Hatthaway, adapta un espectáculo musical de Laurence Riley.

Mae interpreta a Marvis Arden, una popular estrella hollywoodense, a la que su estudio prohíbe casarse, pese a lo cuál se las ingenia para tener romances con políticos y compañeros.

Camino a una de sus presentaciones, se decompone su auto, y queda varada en una rústica granja, en la que de inmediato queda prendada del forzudo granjero inventor Bud Norton (un joven Randolph Scott, posteriormente héroe de muchos westerns), ante el enojo de su representante que hará todo lo posible por evitar el romance,

Goin’ to town y Go best young man resultaron dos deliciosas comedias de una inimitable actriz, que desgraciadamente no filmó mucho debido a los problemas con la censura y los productores hollywoodenses.