“El Maestro debe ser ante todo hombre,
no un simple compendio de fórmulas pedagógicas”.
Jaime Torres Bodet.
Para un Profesor normalista, por origen y convicción, es difícil abordar el tema de la educación desde un punto de vista crítico, como pretendo hacerlo en el presente artículo.
Sigmund Freud solía decir:“infancia es destino”. Si concedemos un poco de razón al creador del Psicoanálisis, tendremos que concluir que la Primaria es el cimiento que sostienetodas las estructuras educativas que el ser humano logra acumular a lo largo de su existencia: licenciatura, maestría, doctorado, pos doctorado y todos los grandiosos esfuerzos de autodidactismo. Bajo esta óptica (que comparto), quien cursa este nivel, de manera deficiente, tal vez logre triunfar en el terreno académico, pero en su personalidad siempre tendrá pequeñas lagunas o grandes océanos; por ejemplo, la ortografía o la defectuosa prosodia (haiga, váyamos, fuistes, puédamos, querramos…). Valga un poco de historia:
Después del auge intelectual de la Generación de la Reforma, el brutal régimen de Porfirio Díaz sumió al país en un analfabetismo generalizado. La Revolución Mexicana,convertida en Ley Suprema, en su artículo 3° prescribió el casi imposible reto de terminar con esta lacra social, mediante la instrucción elemental obligatoria y la instauración de la mundialmente reconocida, Escuela Rural Mexicana. En ella, profesoras y profesores, a pesar de sus senos y orejas mutilados, enseñaron a leer y escribir a las generaciones responsables de construir un México nuevo y laico.
Con Lázaro Cárdenas llegaron de manera paralela el auge del normalismo y el ímpetu de la educación tecnológica. El primero se dio con la creación de las escuelas normales rurales,del Instituto Federal de Capacitación del Magisterio, además de las tradicionales Escuela Nacional de Maestros, Escuela Normal Superior de México y otras de gran prestigio, que surgieron y se consolidaron después.El segundo con la fundación del Instituto Politécnico Nacional y sus ramas que crecieron durante el echeverriato: se fortaleció la estructura de las escuelas tecnológicas industriales, agropecuarias, marítimas…a nivel medio-básico, medio-superior y superior. Fue su punta de lanza,el actual Sistema Nacional de Institutos Tecnológicos. Las universidades también acrecentaron sus espacios. Juntos formaron la ANUIES (Asociación Nacional de Universidades e Institutos de Enseñanza Superior). Los profesores normalistas fueron paulatinamente desplazados por profesionistas de otras ramas, sin formación ni metodología pedagógicas.
Con gran sentimiento de culpa, por la violenta represión del movimiento estudiantil de 1968, el Presidente Echeverría abrió espacios a ex dirigentes de izquierda, éstos encontraron fértil caldo de cultivo en las escuelas superiores;principalmente, enlas normales rurales (que funcionan bajo el sistema de internados), organizadas políticamente en la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM). En la década de los 60, y principios de los 70,algunos salieron a instituciones extranjeras, principalmente a la Universidad Patricio Lumumba, de Moscú, en la entonces URSS. Allí recibían indoctrinamiento, realimentado después por los próceres de la Revolución Cubana. En este esquema, la tradicional mística educativa se transformó, por un lado en oportunismo político y por otro, en vacuo credencialismo que procuraré explicar:
Hasta principios de los años ochenta, ostentar una Maestría o un Doctorado era verdadero privilegio y altísimo galardón para quien lograba pos graduarse en el país o en el extranjero. Poco a poco, esta aspiración, legítima pero de excepcional dificultad, se fue abaratando. En la actualidad existen varias vertientes, a saber: Primera, los auténticos Maestros o Doctores, que con grandes esfuerzos académicos y económicos logran una destacada posición como investigadores de altísimo nivel, en instituciones nacionales y/o extranjeras de reconocido prestigio. Segunda, los que se ostentan como poseedores de un posgrado, y muestran títulos, logrados más con dinero que con esfuerzo, en universidades “patito”. Tercera, los farsantes que, sin formación de investigadores,sin haber defendidonunca una tesis o un trabajo (ni aún en escuelas patito), con gran desfachatez se firman con los títulos de “Maestro” o “Doctor”, a sabiendasde que no lo son.
Además de la indispensable reconsideración ética, urge una revisión jurídica que impida la repetición de casos tan bochornosos como el de cierto pseudo Doctor que sin tener, siquiera la licenciatura llegó a ser efímero Secretario de Estado.
La evaluación obligatoria, a que habrán de someterse todos los educadores en activo, pondrá a cada quien en su lugar. Urge que los espacios y los recursos que el pueblo y el gobierno de México, dedican a este sector, lleguen íntegros a sus destinatarios. La autoridad educativa debe hurgar hasta el fondo de las estructuras vigentes para erradicar a la fauna nociva de vividores de la Educación. Los auténticos profesores, los maestros por vocación, aunque no lo sean por profesión, deben tomar el lugar que les corresponde. Hay que salvar a la infancia, al futuro, al destino de México.
P.D.
En el tristísimo caso de Ayotzinapa, ya se comienza a destapar la cloaca. Recientemente, Jaime Solís Robledo, ex Director de esa Institución, publicó un libro revelador: “Ayotzinapa y Yo”. También el vocero de una ONG desenmascaró la liga de Claudia Paz y Paz, “experta” de la CIDH, con grupos guerrilleros. Poco a poco hablaránlos conocedores de las circunstancias en que desaparecieron los 43; quienes no eran blancas palomas.
Noviembre, 2015.