La economía y la política del aire

El Hoy no Circula es una condición necesaria, pero ni con mucho es suficiente para dotar a los ciudadanos de un mejor aire.

¿Qué hacen los gobernantes para no resolver un problema que puede ser resuelto, pero del que no quieren asumir sus costos? Simplemente ignorar la raíz de los problemas y proponer soluciones cosméticas. Pero es esta una ignorancia deliberada y transmitida al público, a los ciudadanos, con la intención de que éstos se sumen a ella, lo cual se traduce en una invitación a la simulación, a no ver los problemas, pretendiendo con ello que desaparezcan de la realidad, de la conciencia y del reclamo ciudadano.
Aunque parezca lo contrario, el jefe de Gobierno Mancera es de los que no quiere o no puede tocar fondo para enfrentar la actual crisis ambiental. Parece que a él, y a otros políticos involucrados en este tema, no les preocupa tanto el aire que infecta la megalópolis y que daña la salud de los ciudadanos, sino el aire político que puede allanar u obstaculizar el camino hacia la sucesión presidencial de 2018.
Mancera ha hecho del Hoy no Circula no el símbolo de una causa ambiental justa, sino el emblema de una carrera política, una vía de acceso para circular a 2018. Sabe que puede contar con una base ciudadana politizada y deseosa de resolver los problemas ambientales de la capital porque también estos ciudadanos cada vez están más conscientes del deterioro de su salud y calidad de vida.
Algunos de los gobernadores de las entidades que integran la megalópolis que se oponen al Hoy no Circula, se oponen a esta medida posiblemente por los mismos motivos por los que Mancera la apoya y promueve: para ninguno de ellos es indiferente 2018 en estos posicionamientos y disputas por la calidad del aire en la ciudad y la megalópolis.
Esto no significa que las medidas que se anunciaron el miércoles 30 para enfrentar la contaminación en la metrópoli sean irrelevantes. Es altamente probable que disminuyan, retrasen y aminoren la presión de los contaminantes sobre la atmósfera. Es necesario hacerlo en momentos de crisis; es necesario sacar de la circulación la mayor cantidad posible de vehículos y restringir la actividad industrial y del sector servicios tal y como se propone. Estas medidas pueden ayudar a sortear la época de estío y crearle un respiro a los gobernantes. No obstante, es sólo una medida de emergencia, que debería ser parte de medidas de fondo y estructurales. La medida provoca el rechazo ciudadano al constatarse que mientras los habitantes de la CDMX son sometidos a una verificación más o menos estricta, en el Estado de México y la Megalópolis se realiza de manera fraudulenta.
¿Cuáles serían estas medidas de fondo? Son tan simples que hasta los funcionarios de gobierno menos ilustrados sin duda las conocen.
Se resume, entre otras cosas, en: llevar a cabo una planeación coordinada de la política de desarrollo urbano, la del transporte y la ambiental, renovar y verificar rigurosamente las flotas vehiculares del transporte de pasajeros y carga local, regional y federal, poner en el mercado gasolina de calidad acorde con los estándares internacionales, crear una verdadera autoridad metro o megalopolitana con poderes constitucionales para gobernar en materia ambiental y para fiscalizar y sancionar a quienes violen las leyes y normas. Es urgente también modificar las normas ambientales para homologarlas con las internacionales, particularmente con las de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la medida que aún cumpliendo con las actuales normas mexicanas, los ciudadanos no respiran un aire sano; b) Exigir a la industria automotriz que opera en México que venda en el mercado nacional vehículos con los mismos estándares que los que fabrica para la exportación, particularmente al mercado estadounidense; c) Exigir a la industria y servicios de la región una renovación tecnológica y eficientización de sus procesos productivos, así como el uso de combustibles de alta calidad; d) Crear una fiscalía metropolitana independiente que fiscalice y sanciones a los agentes públicos y privados en materia ambiental, incluyendo a todo el sistema megalopolitano de verificación vehicular.
Estas medidas se pueden tomar, los funcionarios, aún los más frívolos de ellos, las conocen, el problema es que asumirlas tiene costos económicos, políticos y partidistas que no quieren tomar: nadie quiere enfrentar los factores de poder formales y no formales que subyacen en el tema ambiental. El Hoy no Circula es una condición necesaria, sobre todo en estos días de crisis y contingencias, pero ni con mucho es suficiente para dotar a los ciudadanos de un mejor aire, una mejor salud y una mejor calidad de vida.
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