Home Nuestra Palabra Carlos Barra Moulaín La “doctrina del Shock” de Trump

La “doctrina del Shock” de Trump

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HOMO POLITICUS

 
Hasta lo indecible, las impertinencias de Donald Trump lo tienen prácticamente fuera de la carrera presidencial, al grado, que ha exasperado a sus propios correligionarios de partido y, algunos de ellos, ya hicieron pronunciamientos públicos de que no habrán de votar por el NaziTrump.
 
En una desorientación perceptible y un descontrol de la personalidad, Trump no sólo se ha puesto zancadillas en sus aspiraciones presidenciales sino que ya vaticinó su futuro admitiendo que de perder la contienda volverá a su vida despreocupada, cuestión que deja ver claramente que su anatomía es sólo la anatomía de un mito, de una estela de capital simbólico cuya veracidad no va más allá de su riqueza acumulada.
 
Ahora, sin ser pitonisas ni hadas ni, y mucho menos brujas, Trump es un tipo que no tiene plena conciencia de lo que dice, tampoco tiene conocimientos de la esfera pública y su inconsciencia, hace que esta campaña sea un paseo por veredas distintas a las que acostumbra transitar, por lo que lo que suceda parece que se le resbala.
 
En cambio, el semblante de Hillary se desgasta, la contienda que tuvo en sus inicios vaivenes en torno a la competencia de Trump y, un nada margen razonable de triunfo del republicano, hizo que Hillary se vea cansada y agotada, pese a poder acariciar el triunfo desde las encuestas que desde hace varios meses le favorecen.
 
Empero, la “doctrina de Shock” impuesta a través de la verborrea de Trump, no sólo ha llegado a inquietar a Hillary, puso en vilo y en la rabia inaudita a la población de migrantes mexicanos en Estados Unidos, así como a personeros públicos a nivel internacional y, con sobradas razones, debe haber encabronado al grupos islámico ISIS.
 
Afortunadamente Donald Trump ha resultado poco menos que un pedo en un huracán, por lo que nadie debe preocuparse, él se encargó de tirar por tierra sus oportunidades políticas y no se dio cuenta, asumió que su discurso conservador, interracial, xenofóbico y discriminador alentaría a los norteamericanos que quieren ese “sueño americano” que Trump les prometió mediante un protagonismo absurdo. Como dicen en mi país, “se pisó la huasca”.