En el país se reconocen cerca de 72 lenguas indígenas y se estima que más de siete millones de individuos hablan alguna de ellas; las más habladas son el náhuatl y el maya
México es un país multicultural con una gran diversidad lingüística. En el país se reconocen cerca de 72 lenguas indígenas y se estima que más de siete millones de individuos hablan alguna de ellas; las más habladas son el náhuatl y el maya. La riqueza de nuestra cultura, medida por su diversidad lingüística, representa un activo del país pocas veces bien entendido y valorado. Sin embargo, en la práctica pareciera que el Estado desea erradicar todo vestigio de nuestro pasado o que, al menos, no le interesa preservarlo o no sabe cómo hacerlo. Esto se deduce no sólo por las condiciones de pobreza y marginación en que viven los sobrevivientes de los pueblos originarios, sino por las condiciones educativas inadecuadas en que se les enseña.
La educación preescolar y primaria de México considera tres modalidades educativas: general, comunitaria e indígena. Esta última tiene el propósito de atender a las poblaciones de niños indígenas de nuestro país. Para ello, se define como una modalidad educativa multicultural y bilingüe; es decir, que acepta y promueve las distintas culturas del país y que imparte la instrucción en dos lenguas: en castellano y en la lengua indígena de la región. Con ello se pretende conservar la diversidad cultural y lingüística del país y, a la vez, respetar los derechos humanos que tienen los distintos grupos étnicos de México.
Para lograr este propósito es deseable que los docentes que imparten la instrucción en las escuelas indígenas sean nativos de la región, con lo que se garantiza que conozcan su cultura y que tengan como lengua materna aquella en que imparten la instrucción a los escolares indígenas. De no ser éste el caso, es indispensable que los docentes de escuelas indígenas dominen la lengua respectiva; es decir, que la entiendan, la hablen y la escriban (cuando sea el caso). De otra manera, no es posible pensar que se puedan alcanzar las metas educativas de la modalidad indígena.
Desgraciadamente, la realidad del sistema educativo mexicano para el caso de esta modalidad educativa no es la deseable, toda vez que la suposición de que el docente conoce y domina la lengua indígena de la comunidad donde imparte la instrucción no se cumple en un gran porcentaje de casos. En el estudio ¿Son adecuadas las traducciones para evaluar los aprendizajes de los estudiantes indígenas?: un estudio con preescolares mayas, realizado en el estado de Yucatán, encontramos que una gran proporción de educadoras no dominan la lengua en la que se supone deben de enseñar. Dicho estudio se realizó en una muestra de 60 escuelas indígenas que se ubican en zonas geográficas consideradas con un alto nivel de mayahablantes. Las educadoras de estas escuelas fueron encuestadas sobre el dominio de la lengua maya de sus alumnos y de sus familias, así como de ellas mismas y de sus compañeras.
Los datos más reveladores de este estudio fueron los siguientes. Una tercera parte de educadoras de preescolar reportan que dominan el maya completamente (habla, lee y escribe), otra tercera parte lo domina parcialmente (habla, lee, pero no lo escribe) y la tercera parte restante lo entiende un poco y tiene dificultades para hablarlo. En estas condiciones no es de extrañar que la mayoría de las educadoras (55%) reportó utilizar el español (con o sin ayuda del maya) principalmente para impartir clases y que solo el 8% de las educadoras mencionó impartir sus clases en maya (con o sin ayuda del español). En estas condiciones, no resulta extraño que a 17% de los niños les cueste mucho trabajo entender instrucciones en español, mientras que a 29% les cueste mucho trabajo entenderlas en maya.
Estos resultados dan pistas de la difícil situación por la que atraviesa la educación indígena en el país. Si al problema del bajo dominio de la lengua indígena por parte de los profesores le agregamos que la gran mayoría de las escuelas indígenas están ubicadas en zonas marginadas, que carecen de la infraestructura y mobiliario mínimos y que no cuentan en todos los casos con los materiales educativos traducidos a sus respectivas lenguas y culturas, no es de extrañar que consistentemente los alumnos de esta modalidad educativa sean quienes obtienen los resultados de aprendizaje más bajos en el país. El Sistema Educativo Nacional tiene una deuda con este sector de la sociedad, al que debe atender eficazmente lo antes posible.