La democracia, ¿Derecho u obligación?…

PIDO LA PALABRA
    •    La Democracia es un gobierno del pueblo, es un sistema de organización, que adopta formas variadas, en el que las personas que la integran tienen la posibilidad de influir


Democracia, palabra elevada casi a nivel de sagrada y enunciada hoy día como fuente de todos los bienes sociales y baluarte de los derechos fundamentales de los ciudadanos; el tema de la democracia es sin duda alguna la Biblia de todos los políticos que aspiran a trascender en el acontecer de sus buenos oficios, hablar de ella se hace indispensable para aquel que pretende encumbrarse en las lides de la política; si no lleva a la democracia como bandera corre el riesgo de terminar la carrera mucho antes de que empiece a correr.

Sin embargo, ante la democracia enfrentamos un embarazoso problema, la definición que sobre ella tenemos, o en el peor de los casos y como me dijo una persona a la cual le pregunté sobre su entendimiento de democracia, su respuesta fue: “a la gente le gustaría saber de lo que se trata”, es decir, que mucha gente ha hecho de esa palabra su escudo de guerra, pero no sabe exactamente lo que es; y eso es precisamente lo que nos ha pasado con el tema de la democracia, a diario escuchamos a alguien que habla de ella, que en su nombre y ejercicio toma decisiones, que haciendo uso de los derechos que la democracia le otorga hace señalamientos y pronuncia discursos, pero, ¿qué es la democracia?

A nuestro entender, la Democracia es un gobierno del pueblo, es un sistema de organización, que adopta formas variadas, en el que las personas que la integran tienen la posibilidad de influir abiertamente y de manera legal sobre el proceso de toma de decisiones, es decir, es un sistema político que permite el funcionamiento del Estado.

Incluso, nuestra Carta Magna considera a la democracia como “un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo”. Aunada a ella, se tiene a la libertad como derecho humano de primera generación; LIBERTAD y DEMOCRACIA, un extraordinario binomio en el ejercicio del poder.

Pero este par de conceptos requiere de una reflexión adicional, más ahora que en el Congreso del Estado de Hidalgo anda rondando una iniciativa por la que se pretender aplicar una sanción a aquellos ciudadanos que no voten en los procesos electorales.

Nuestra Carta Magna establece que el ejercicio del voto es un derecho, pero también una obligación y aquí surge la pregunta, ¿qué pesa más, el derecho o la obligación?, sería terrible el dilema si no fuera por el hecho de que el ejercicio del voto es un Derecho Humano, específicamente señalado en el artículo 21 de la declaración Universal de los Derechos Humanos, en cuya parte final del párrafo tercero hace referencia a un procedimiento que “garantice la libertad del voto”.

Por esta razón, por ser el derecho al voto a la vez una libertad, ésta no puede ser vulnerada, suprimida o interpretada en sentido inverso al que establece la declaración.

Por ello, si los Partidos Políticos, en aras de una legitimación, o bien, de evitar ser exhibidos al ser derrotados por la abstención, pretenden establecer una sanción por no ejercer el derecho al voto, estarían cometiendo una flagrante violación al derecho universal de la libertad.

Si los institutos políticos quieren ganarse adeptos, que sea con propuesta viable y no bajo la amenaza de la sanción, pues de lo contrario, nuestra democracia se estaría convirtiendo, paradójicamente, en una especie de fascismo partidista.

Las palabras se las lleva el viento, pero mi pensamiento escrito está.

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