La Cumbre de la OEA concluye sin mencionar la crisis de Venezuela

Estruendoso fracaso de sus malquerientes

La canciller venezolana, estrella de la Asamblea, se despide, deja el cargo para incorporarse a la Asamblea Constituyente
La sensación de fracaso que sobrevoló el centro de convenciones de Cancún, donde se celebró el encuentro, llevó incluso a que un grupo de opositores venezolanos interrumpiese la sesión, este miércoles por la tarde y protestase ante la incapacidad de lograr una condena
Si hay un organismo que se ha mostrado activo en tratar la crisis institucional y humanitaria que vive Venezuela ha sido en los últimos años la OEA. Su secretario general, Luis Almagro, se erigió en una suerte de diplomático activista que no cesa de criticar la deriva del Gobierno de Nicolás Maduro. El empeño, sin embargo, es inversamente proporcional al resultado obtenido.
La OEA cerró su Asamblea sin lograr ninguna mención a la situación de Venezuela. La protagonista de la última jornada volvió a ser la canciller, Delcy Rodríguez, quien anunció que dejaba su cargo para participar en la Asamblea Constituyente. “Que le vaya bien”, le soltó, (gratuitamente) con sorna, su homólogo, Luis Videgaray (pareció olvidar que representa a México).
El enredo diplomático no se diluyó hasta el último momento. El grupo de países liderado por México negoció hasta el último momento la forma para incluir una declaración que fuese crítica contra el Gobierno de Venezuela, después del fallido intento del lunes de lograr una que pidiese reconsiderar la celebración de la Asamblea Constituyente.
Las dos opciones que se barajaban eran que se aprobase como una declaración individual, como se han hecho otras tantas en el último mes, o bien dentro del texto relativo a los derechos humanos de la resolución final. Para incluir una mención se necesitaban 24 votos –dos tercios de los Estados miembros-, aunque para aprobarla solo se requerían 18, la mayoría.

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