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La confianza, difícil de recuperar…

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La confianza, difícil de recuperar…

Pido la palabra

Es una lástima que un sistema democrático se use solamente para beneficiar otros intereses que nada tienen que ver con las verdaderas necesidades de la ciudadanía.

La confianza es muy fácil de perder y sumamente difícil de recuperar, esta premisa bien importante es que los candidatos a todos los cargos la tengan muy en cuenta al momento de emitir sus propuestas para ganar una chamba como nuestros empleados en el Congreso o las Presidencias Municipales o la Federal, propuestas que deben ser bien pensadas en el pueblo y no solo al interés de sus Partidos Políticos o del interés personal del candidato que primero fue rojo, luego azul y ahora es guinda o de cualquier color que ahora le convenga.

Es una lástima que un sistema democrático se use solamente para beneficiar otros intereses que nada tienen que ver con las verdaderas necesidades de la ciudadanía, ¡que ya no hay violencia, que ya no existe la corrupción, que todo es felicidad! Pasar un par de horas en un tianguis popular le daría a esos luchadores sociales de ocasión, una idea de la verdadera necesidad social y tal vez, digo tal vez, podrían adquirir esa sensibilidad tan fundamental en el ejercicio de sus funciones; pero eso es utopía, pues desde el momento que ellos asuman el cargo por el que juraban iban a ser la voz del pueblo, difícilmente se les vuelve a ver en la muchedumbre que los eligió.

Durante sus procesos de levanta dedos se esfuerzan por demostrar que sus trabajos son productivos y en bien de la nación, pero se desligan de inmediato de aquello que puede afectar su imagen política; ese es el meollo del asunto, la responsabilidad debe ser de tiempo completo y no solo de 9 a 18 horas.

Actualmente no necesitamos encuestas sesudas y contratadas para darnos cuenta el nivel de confianza hacia los que nos representan en el Congreso o gobiernos de todos los niveles, basta con ir a cualquier esquina y preguntar a Juan Pueblo sobre las expectativas de mejorar su nivel de vida a través de su esfuerzo cotidiano, y apreciaremos que esa esperanza se está diluyendo.

Estamos en pleno proceso electoral, y los aspirantes de todos los Partidos y coaliciones han vuelto a la carga con su morral lleno de promesas, pero esta vez las promesas ya suenan vanas, pues a muchos solo les interesa escuchar el cuánto, ese cuánto que solo durará poco si no se establece claramente el cómo.

Hoy está costando mucho trabajo confiar en los candidatos, sobre todo si analizamos su decir con el hacer en su trayectoria, por esa razón los candidatos, sin excepción, se han dedicado a formular compromisos sin ton ni son, a sabiendas que los dineros ya se acabaron y que en el 2025 ya no habrá lo suficiente para cumplir.

En las próximas elecciones el enemigo a vencer no estará en la oposición partidista, el enemigo con el cual tendrán que lidiar será el abstencionismo, y su alto índice será la voz de inconformidad que ahora se está guardando para sacarlo a la luz en el momento oportuno.

No será con despensas, o con las flamantes plataformas electorales, o con brigadas partidistas para barrer las calles y pintar las guarniciones el como se va a recuperar la confianza de los ciudadanos, eso ya debe pasar a la historia, la confianza se debe recuperar (ojo, no estoy diciendo “ganar la confianza” esa ya se tenía y los políticos la han traicionado) con acciones que lleven a beneficios que la gente palpe en un mejor nivel de vida.

La verdad es que de los Partidos Políticos ya nada bueno se espera, no por los principios que enarbolan, pues si estos se siguieran al pie de la letra otro gallo les cantaría, más bien la poca confianza en esos institutos políticos es por algunos de sus candidatos que, como ya referí, cambian de color ideológico como a sus intereses personales convenga, o dejan tirado un cargo para ir por el siguiente, como si en verdad lo merecieran.

Al pueblo, vamos a dar el ejemplo de civilidad que los líderes políticos no han sabido privilegiar, las urnas serán nuestras armas y disparemos nuestro voto a aquel que logre recuperar nuestra confianza, difícil pero no imposible.

Las palabras se las lleva el viento, pero mi pensamiento escrito está.