La comida china que no es comida china

REPORTAJE  PARTE 1

*La decepción de los estudiantes chinos que probaron alimentos “chinos” en Pachuca

Nunca imaginé que una asesoría sobre el idioma español, se convertiría en una charla que me permitiría conocer mucho más a mi amiga “Eva”, una estudiante de la República Popular de China, que llegó a Pachuca como parte del programa de movilidad a fin de aprender y practicar el idioma español. Y aunque la primera intención era acompañarla en su estudio de preparación para el examen que le otorgaría algún nivel en los Diplomas de Español como Lengua Extranjera (DELE), poco a poco el conocimiento fluyó hacia ambas partes.

El mensaje que me había enviado Eva, cuyo nombre chino es Li Wanmeng, al inicio me causó sorpresa, ya que de los nueve estudiantes que se encontraban en Pachuca, ella era la que consideraba la más tímida e introvertida de todos, sin embargo en su escritura fue contundente. Me pedía, por consejo de los demás, que le apoyara con  asesorías, sobre todo en lo referente a la práctica del oral del idioma, “una hora por día”, sesenta minutos que se convirtieron en 180 o más por día, con temas de gran interés entre dos personas de culturas diferentes que se encuentran para platicar.

En inicio estableció un pago, sin embargo al negarme a recibir dinero me ofreció comida. Y así fue como probé los primeros alimentos preparados por ella misma, platillos cargados de nostalgia de quien añora su patria e intenta acercarse un poco a través de la comida, mensajes que pude comprender mucho tiempo después de que me ofreciera por vez primera un caldillo con una especie de pasta rellena de carne que posteriormente me dijo que era “wonton”. Eva me preguntó “¿Te gusta?” a lo que ingenuamente y en un intento por quedar bien le contesté, “sí, por supuesto, la comida china me encanta”.

Sin embargo mi respuesta hizo que aquella mujer, que al equivocarse al conjugar un verbo llevaba sus manos a la cara, me enfrentara con toda propiedad y con español más que fluido me cuestionara sobre los platillos que había comido y en qué lugares había probado comida china, con toda la intención de replicar posteriormente que también había sido engañado al comer comida china que no era china y que en algunos casos se asemejaba pero al final de cuentas no era auténtica.

De esta forma comenzó una charla que nos llevó de la casa donde se hospedaba en la colonia de San Cayetano en Pachuca, a los principales restaurantes y negocios donde venden la comida china, a fin de que ella pudiera explicarme por qué no era auténtica comida china y de paso aprender un poco más sobre la tradición gastronómica del legendario país de oriente.

Restaurantes
Para empezar la primera observación que Eva hizo fue que en México existen dos tipos de restaurantes: los de comida exprés siempre situados en plazas comerciales o supermercados donde hay un gran flujo de gente, y los que son establecimientos dedicados exclusivamente a la venta de comida en dónde se puede ordenar a la carta y en donde aseguró que se puede encontrar la comida más cercana a la que se prepara en China. Sin embargo destacó que en los restaurantes chinos también existen los que venden a la carta y los que se dedican a vender comida al estilo bufet (pagas una sola cantidad y comes lo que quieras).

Así fuimos a algunos de los principales comercios donde venden este tipo de alimentos, y entonces comprendí poco a poco la gran desilusión a la que se enfrentaron los nueve estudiantes de China al llegar a Pachuca, mirar que había muchos negocios de comida pero descubrir que los sabores no se acercaban a los platillos que a diario comían en sus casas, allá a 20 horas de viaje, del otro lado del Océano Pacífico.

“No entendemos porqué esta comida tiene nopales, la otra chile jalapeño y en las mesas hay salsa valentina, no son ingredientes de nuestra comida, además de que la comida que ofrecen aquí es en su mayoría del estilo de la región de Guandong (Cantón), esto creemos que es porqué la mayoría de los dueños de los negocios son originarios de ahí”, me dijo en tanto probábamos platillos que me señalaba se asemejaban a algunos de la gastronomía china pero al final de cuentas no eran auténticos.

También Li Wanmeng, hizo la observación de que los lugares que ofrecen comida rápida, no cuentan con mayor espacio como para ofertar una variedad más amplia de platillos, a diferencia de los restaurantes especializados que tienen  una carta más amplia y que a su parecer tienen mayor semejanza a los alimentos hechos en China.

Mitos y comida exótica
Tras varias horas de charla y después de la comida en conocida plaza comercial, aún quedaba un tema por tratar, sin embargo aprovechamos el trayecto a casa para que Eva me señalara con tremenda repulsión que en China no se comen a los perros y menos si son mascotas propias o del vecino, ni tampoco se venden como caramelos o botanitas las brochetas de insectos que se pueden ver en películas como la última versión de Karate Kid, en donde el protagonista come una de alacranes.

“Es la misma pregunta que nos han hecho a todos los estudiantes que venimos a México, qué si allá comemos: alacranes, perro, brochetas de insectos, y ratas. Antes de llegar a México no sabíamos que hay un lugar en Beijing (Wangfujing Snack Street) dónde hay varios negocios de comida exótica, pero es el único lugar, nosotros no comemos eso en nuestro dieta diaria ni forma parte de los platillos tradicionales de alguna región”, dijo.

Cabe destacar que esta idea se generalizó luego de que la televisión abierta, durante la transmisión de los Juegos Olímpicos Beijing 2008, emitiera reportajes y trasmisiones en vivo desde la plaza donde cocinan este tipo de alimentos, sin embargo, para los nueve estudiantes chinos que estuvieron de intercambio en Pachuca, así como para los que llegaron a otros estados del país, fue verdaderamente sorprendente que la sociedad mexicana les preguntara esto sobre la comida en China.

Y esto me atrevo a compararlo con la muestra gastronómica de Santiago de Anaya, en donde se puede probar toda clase de insectos, larvas, reptiles, peces, aves y mamíferos durante su realización. Quizá si lleváramos a un extranjero a este evento únicamente, regresaría a su país a contar que en todo México se comen toda clase de animales, y la sorpresa sería similar para aquellos que no viven en el estado de Hidalgo, ya que incluso hidalguenses desconocen esta parte de la gastronomía mexicana.

Durante la primer comida, comencé a desilusionarme y este sentimiento creo que fue mayor para ellos que conocen los verdaderos sabores. Sin embargo aún quedaba mucho por aprender, las salidas a comer se prolongarían a casi todos los restaurantes que son engalanados con faroles rojos, cuadros hechos de la forma tradicional de China, y que además del Maneki-neko (el gato que mueve siempre la mano izquierda), siempre tienen un frasco con galletas de la suerte que se venden al consumidor, mismas que para algunos estudiantes chinos fueron una novedad.

Sin embargo esta nueva exploración de restaurantes de comida china, tendría grandes frutos ya que esta ocasión tuve la ventaja de que mi acompañante pudiera preguntar algunas cosas a los dueños de los establecimientos e incluso logramos descubrir por qué se dan las modificaciones a la comida, lo que sin duda hablaremos en la segunda parte de esta investigación.

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