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“La chile-torta, debió ser en su molito” 

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“La chile-torta, debió ser en su molito” 

PULSO DEL MEZQUITAL 

Si la chile-torta hubiera sido en su molito, por lo menos, tendría más historia, tradición y componentes que una Maruchan. No lo puedo creer, en vez de festejar la aportación gastronómica y las bondades culinarias del presidente municipal de Mineral de la Reforma, Israel Félix, los resentidazos sociales, lo convirtieron en un motivo de escarnio público, memes y de penita ajena, por haber ganado un distintivo que premia a lo mejor de la comida tradicional. El alcalde, obtuvo el premio a través de la chile-torta, un platillo que a ciencia cierta no sabemos en qué consiste, pero a decir del nombrecito, nos imaginamos unas teleras con un chilazo en medio, ¡ay Tomás!, solo de imaginarla, se nos hace agua la boca. 

Lógicamente, todo aquel que promueve cambios se encontrará con adversarios y resistencias naturales, eso mismo vivió Albert Einstein, Isaac Newton, Da Vinci, que al igual que el alcalde Félix, innovaron en su tiempo, adelantados a su época, pero se encontraron con sectores radicales, conservadores, resistentes a los descubrimientos. 

Los creadores de la chile-torta, prestaron a especulaciones con el fregado el nombrecito, no solo porque es una invitación natural al albur, sino porque a decir de los resentidos sociales de Pachuquilla, dicho platillo no existe, aunque no falta un palero que salga a decir que la oferta culinaria del alcalde están bien buenas. Pese a la simpleza para su elaboración, ya se puede ubicar al nivel de las tortas ahogadas, las de Tulancingo y de la gran variedad que existe en el país, muchas con nombres curiosos, como la suspiro de monja, que lleva: chorizo, salchicha, huevo y su respectivo chipotle, la cubana o la Hawaina, que aportan a la enorme tradición gastronómica popular de México. 

No lo tome a mal, esto nos deja una lección, unas teleras y un chile, (que es como nos imaginamos el dichoso platillo), sabiéndolos utilizar correctamente hasta premio dan, tanto que le ganó a municipios como Ixmiquilpan, que quedó fuera de la premiación a pesar de gran variedad de platillos endémicos. 

Algo debieron haber hecho los ixmiquilpenses en su pasado, algo deben estar pagando, que ni con un platillo han podido triunfar, de lo contrario no podríamos comprender el lecho de rosas que están viviendo. Justo cuando pensamos que don Roberto Pedraza (a quien se le deben muchas gracias) había dado su último suspiro de vida política, su bodoque, Genonni Pedraza, fue motivo de publicidad la semana pasada, cuando se ventiló que intentó extorsionar a un empresario con unos centavos más, centavos menos, un miserable millón de pesos. 

Para orgullo de los ixmiquilpenses, él es originario de ahí, pero anda haciendo quedar mal a sus paisanos por la vía más vulgar, el dinero, porque obvio, la gente que no conoce a alguien de Ixmiquilpan, va a pensar que todos son unos bandidos y lógico, eso calienta, que nadie en su sano juicio quiere dejar cerca su cartera. 

Después llegó la dinastía Charrez y entonces sí, pensamos que habían tocado fondo, pero no, aún le siguen rascando pa’bajo. De lo contrario tampoco entenderíamos los niveles de violencia que se viven en Ixmiquilpan, donde después de los balnearios y la barbacoa, lo que más abundan son los ejecutados, que de continuar en esa tendencia, en unos años los hñahñus van a estar en peligro de extinción y corremos el riesgo que haya una campaña oficial o a través de los cajeros automáticos de tener que adoptar a uno para preservar la raza y entonces sí, nos pondremos a pensar.

En corto:

• Tras la ejecución de un hombre el sábado pasado, la policía tardó más de 30 minutos en llegar a la escena del crimen, donde decenas de curiosos ya habían ingresado, tomado fotografías, alterando incluso el sitio, pues el celular de la víctima se lo robaron de la mesa donde lo había dejado al momento de los hechos.

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