
Fue en 2010 cuando en una entrevista, el Grupo Interdisciplinario de Arte (GIA), señalaba las aspiraciones que esta Asociación Civil tenía para impulsar el proyecto que convirtiera a Tulancingo en la “Capital del Arte y la Cultura de Hidalgo”; sin embargo, esta aspiración fue ignorada por diversos gobiernos municipales desde aquella fecha, por falta de interés en la materia, por ignorancia, y algunos otros por negligencia, no han podido concretar la propuesta que en su momento sugirió, en diversos foros, el GIA.
Durante esta travesía no hubo interés por parte de Jorge Márquez Alvarado del PRI; Julio Cesar Soto Márquez del PAN; Fernando Pérez Rodríguez del PRI; tampoco del interino, Fernando Lemus Rodríguez; y en su segundo mandato, Jorge Márquez Alvarado, de igual forma no lo ha hecho. Un proyecto que a más de 10 años hubiera podido germinar, desarrollarse y florecer, ya que proponía un trabajo en conjunto para detonar una serie de eventos y festivales que se desarrollaban en la región.
Hoy, a 10 años de distancia, el espíritu de muchos gestores fue masacrado por los políticos negligentes, desapareció el encuentro de escritores que estaba tomando forma de ser un evento de carácter internacional, se redujo el cine festival, se acabaron los encuentros de poesía, se acabó el Jardín del Arte y gran parte de artistas han emigrado a otras partes en busca de oportunidades.
En el Valle de Tulancingo se presume el nacimiento de Ricardo Garibay y de Gabriel Vargas Bernal, el municipio cuenta con la zona arqueológica de Huapalcalco casi abandonada por la autoridad pese a la gran importancia que tuvo para la región, también se halla ahí una de las primeras ermitas: “la capilla de la Expiración” que data del año de 1527; a diferencia de otros municipios, Tulancingo puede presumir gastronomía propia y si se juntan todos estos atributos además de su catedral de estilo neoclásico, la casa de los emperadores y los pequeños museos que se tienen, el municipio y la región hubieran podido detonar el turismo cultural y religioso, pero no fue así.
Hoy a más de 10 años, el municipio de Actopan ha comenzado los trabajos para convertir al municipio en “La capital cultural de Hidalgo”, una oportunidad que impulsa el gobierno de Tatiana Ángeles Quezada del partido del Morena pero también Tula de Allende, gobernado por Manuel Hernández Badillo, de la coalición PAN – PRD, ha comenzado a reclamar la denominación de “Capital Cultural y Turística de Hidalgo”; sin duda alguna, para que un proyecto así tome fuerza, se requiere del apoyo y compromiso de las autoridades pero también del trabajo que realizan organizaciones, artistas y gestores culturales de las regiones, algo que estos dos alcaldes entendieron muy bien y ahora siguen el camino hacia la consolidación de sus propósitos.
Lástima que ahora que debería haber disposición para estos fines, la Secretaría de Turismo considere que haciendo transmisiones en vivo va a lograr promocionar al estado de Hidalgo, cuando en la percepción de la gente se ha quedado la idea de que sólo “va a pasearse” porque hasta el momento no se ha informado en qué beneficiará la secretaría a cada lugar que ha visitado, qué cambio ha logrado para con los artesanos ni qué acciones concretas se han emprendido para impulsar “verdaderamente” al turismo en toda la entidad.
Lo mismo sucede con la Secretaría de Cultura, dormida en sus laureles, sin una acción concreta que en verdad prometa un cambio en materia cultural y para beneficio de los sectores más vulnerables de la sociedad, si bien las exposiciones y eventos que se han realizado en la capital hidalguense han mostrado el aprecio que tiene la titular por los amigos que tanto tiempo fueron ignorados, estas acciones no llegan a lugares en los que, como siempre, se dejan al margen de las expresiones artísticas y culturales.
Hoy, a más de 10 años de distancia, la nostalgia de lo que pudo haberse convertido Tulancingo y sus alrededores en materia turística tanto cultural como religiosa, retoma mayor fuerza, ya que esa aspiración genuina, hecha por las organizaciones civiles, que se han mantenido apartidistas, quedó aplastada por interés mezquinos de políticos sinvergüenzas que cegados por el poder no vieron más allá de sus narices, y en la soberbia que les caracterizó sepultaron proyectos que bien pudieron convertirse en motor de desarrollo para toda la región. Ignorantes, torpes y negligentes, eso fueron en estos años y así seguirán en las memorias de las futuras generaciones. Tulancingo no fue la capital de Hidalgo por la presunta disputa entre la Iglesia y el Estado y tampoco fue capital cultural de Hidalgo, por la falta de visión de políticos mediocres.