Pulso del Mezquital 

En la ley del monte, si pides disculpas, pierdes. Al menos eso está pasando entre los municipios de San Salvador y Actopan, que gracias a Dios que vivimos en México, sino esto ya hubiese acabado con un enfrentamiento, que trasladando esta misma situación a terrenos internacionales, seguramente ya estaríamos conviviendo con refugiados de ambos bandos y nomás de pensarlo, nos pone la piel de gallina. 

Por fortuna todo ha quedado en dimes y diretes, sin embargo, se demuestra que en esto de la política, los amigos ni las polainas y eso que están juntas. Pues sucede, que la presidenta municipal de Actopan, Tatiana Ángeles Moreno y de San Salvador, Armando Azpeitia, derrochaban coincidencias y ahora simplemente no se toleran ni en pintura. 

Las palabras son como las balas, cuando salen del cañón ya no hay marcha atrás y eso pasó, cuando la alcaldesa acusó al de San Salvador, de invadir su territorio a través de un relleno sanitario clandestino y en vez de primero establecer una comunicación, un diálogo, hacer uso del oficio político, no solo permitió que el problema se elevara, sino que le echó más leña al fuego y terminó despotricando públicamente contra él y obvio, contra el gobierno del estado. 

Por su parte, el alcalde de San Salvador, que tampoco es una perita en dulce, le recordó a la alcaldesa, que su municipio también la ha ayudado en otras situaciones, incluso con los desechos del rastro y que esta vez, está tergiversando los hechos, porque el supuesto basurero, era en realidad un sitio de traspaleo y se situó en un predio particular en los límites de ambos municipios, por tanto, no se trató de una invasión. 

Lo cierto es que en muchas ocasiones ambos presidentes municipales, lanzan ataques sin tener todos los pelos de la burra en la mano. Muchas veces se han hecho las “vístimas” de situaciones que en ocasiones ellos mismos provocan o que bien saben cual es el origen y desenlace, pero utilizan una narrativa a su favor para beneficiarse, aunque regularmente se les voltea el chirrión por el palito. 

Y es que nos ha tocado la desgracia de padecer una era de presidentes municipales, donde nos demuestran que todos estamos en este mar llamado vida, donde algunos están en yate, otros en barcos, unos en lancha y a otros les toca nadar. Es el caso del alcalde de Alfajayucan, Alfredo Feregrino, quien ha puesto en marcha un programa recaudatorio, donde el llamado a los ciudadanos es apretarse el cinturón y pagar más impuestos. 

Lógicamente, los resentidos sociales han salido a reclamar no solo por ser insensible e irracional con la realidad del municipio, recordándole que el servicio público no es para hacer negocio y que el propósito es que si no da, por lo menos que no quite. Aunque en otros casos, los más resentidazos han salido a cuestionar su origen, pues solo así se entendería, que por no ser originario de Alfajayucan, solo a él se le ocurren esas brillantes ideas, amolar al pueblo. Eso le pasa por andar enterrando su ombligo donde no debe. 

En corto:

• Esta semana, el alcalde de Progreso retomará el tema de las observaciones de la ASEH, que asegura, violan la autonomía del municipio. 

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 @Marko Cabañas