Los insultos suelen provocar insultos aún más gruesos y las amenazas, desencadenar amenazas aún mayores. Después de que Trump, mencionara la posibilidad de “destruir totalmente” Corea del Norte, y se refiriera al líder de ese país como “el hombre cohete” en su discurso ante la Asamblea General de la ONU, Kim Jong-un replicó, finalmente, con una declaración al menos tan ofensiva e igualmente inquietante:
“Con seguridad voy a domar con fuego al desequilibrado y viejo chocho americano”. Aunque el mandatario no especificó qué tipo de respuesta podría llevar a cabo, su titular de Exteriores afirmó desde Nueva York que podría ser una bomba de hidrógeno sobre el Pacífico.
La primera respuesta del líder supremo al agresivo estreno de Trump en la ONU, que por primera vez amenazó con aniquilar a otro Estado en lo que se supone que debe ser un oasis de diálogo internacional, ha llegado apenas unas horas después de que Trump anunciara nuevas sanciones unilaterales contra el régimen norcoreano. En concreto, contra “personas y sociedades que financian y facilitan los intercambios con Corea del Norte” en sectores como el textil, la energía o la construcción.
Kim ha dejado claro que no le ha hecho ninguna gracia que el inquilino de la Casa Blanca le pusiera entre la espada y la pared. Ni que le perdiera el respeto en una intervención en la que se encontraban presentes los líderes de todo el mundo.
“Haré que el hombre que tiene la prerrogativa del mando supremo en Estados Unidos pague muy caro su discurso en el que pide la destrucción total de la República Democrática Popular de Corea”, sostiene el heredero de la dinastía Kim. “Ahora que Trump ha negado la existencia e insultado tanto a mí como a mi país frente a los ojos del mundo, y hecho la declaración de guerra más feroz en la historia, que destruirá [Corea del Norte], consideraremos seriamente la puesta en marcha de una contramedida correspondiente, del mayor nivel de dureza”.
El lenguaje incendiario y belicoso de C del N es ya una tradición. Los insultos a EU y su presidente, sea quien sea, también. Pero suelen ser declaraciones atribuidas a entidades, no a una persona en particular y mucho menos al líder. En este caso, Kim Jong-un quiso emplear la primera persona, para dejar constancia de su furia ante las palabras de Trump y de la seriedad detrás de sus amenazas de respuesta.