JUNTOS…

JUNTOS…

ALFIL NEGRO

Nada nos lastima tanto

como sentir en el alma

un mundo de soledad,

y todo cambia si viene

sentir que en nuestro camino

con nosotros alguien va,

que se alegra con nosotros

y llora cuando lloramos,

porque nada es tan oscuro

ni tan amargo en la vida

como andar en soledad.

La soledad debe ser

sin ser razón de hospitales,

más causa de muertes negras

que la pandemia o diabetes,

porque sentirse sin nadie

hoja al capricho del viento,

sin brújula que ilusione

sin manos que nos levanten,

sin prisas ya por la noche

de regresar a la casa,

para besar a la esposa

para abrazar a los hijos,

para sentarse a la mesa

y escucharlos hablar

porque todo se acabó,

es la soledad que mata

y nos cierra los caminos,

porque apaga las estrellas

y nos cierra los caminos

la razón de caminar.

Por eso ahora que hay tiempo,

en lo corto del camino

agradece al de la vida,

la presencia y el cariño

de la esposa que contigo

enfrenta vientos y lluvias,

y mano a mano contigo

construye sueños y soles,

dile con todas tus fuerzas

cuánto la quieres y extrañas,

porque la vida es tan corta

que a lo mejor todo pasa

y ya no tengas las horas

para decirle lo mucho

que significa en tus pasos.

Ahora que tienes tiempo

abraza y besa a tus hijos,

y recuerda tantas cosas

que llegaron a tu vida

cuando nacieron pequeños

y después fueron creciendo,

y después ya hombres grandes

y la pequeña tan bella

razón de existencia plena.

Dile a todos tus hermanos

lo mucho que significan,

con ellos se hizo camino

con ellos se hizo vereda,

que sepan que los extrañas

que los quieres y respetas

que te alegran sus victorias

y que te duelen sus penas.

No dejes a tus amigos

son regalos que nos llegan

y todos juntos son voces,

que rompen la soledad

y nos rescatan del llanto

e iluminan el camino,

y no nos sentimos solos

y juntos todos retamos

la tristeza y agonía

y no hay sendero que pueda

vencer la fuerza de todos.

Porque el pescador de peces

que sabía de soledades,

sabía que nada es tan grave

como vivir ya sin nada,

y a orillas de aquel lago

nos prometió su presencia

“Donde estén dos o más

reunidos en mi nombre

ahí estaré en medio de ellos”.

Y ya no habrá soledad.

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