W LA GENTE CUENTA
-Señor licenciado, quiero divorciarme.
Rosa María enunció estas palabras con determinación enfrente del abogado y de su todavía marido, José Luis, resonando con toda su fuerza a lo largo y ancho del despacho. El pobre miraba al suelo, presa del pesar.
-Bueno señores –carraspeó un poco el jurista-, los invito a que tomen asiento y tomemos el asunto con calma –la pareja accede-. Ahora díganme, ¿cuál es el motivo de esta separación?
Antes que José Luis tomara la palabra, Rosa María se adelantó a decir:
-Como verá usted, señor licenciado, el señor aquí presente fue mi marido por más de 10 años. Éramos la mejor pareja del vecindario, incluso teníamos planeado tener nuestros hijos. Hijos que ya no tendrá, debo agregar…
-¿Y a qué se debe esa repentina decisión? Claro, si se puede saber.
-Pues, verá… Resulta que este señor aquí presente me estuvo engañando por más de cinco años. ¡Cinco años de 10! ¿Puede usted creer eso?
-Pero, Rosa, yo nunca… -José Luis quiso explicar.
-¡No me interrumpas, viejo mezquino! –alzó ella la voz de forma dramática-. Como le decía, licenciado, el señor aquí presente pasó cinco años de nuestro precioso matrimonio viéndome la cara de estúpida. Me enteré de ello justo cuando él hablaba con su mamá.
-A ver, a ver si estoy entendiendo –interrumpió por un momento el abogado-: ¿hasta su suegra estaba al tanto del asunto?
-No, señor –volvió a defenderse José Luis-. Creo que están malentendiendo las cosas…
-¡Claro que sí es cierto! –enfatizó ella teatralmente-. Yo escuché al señor aquí presente confesándolo todo a su señora madre, merecedora de todos mis respetos, a pesar de todo.
-A ver, Rosa –esta vez, José Luis estaba dispuesto a defender su honor-, ya diste tu versión de los hechos. Ahora me toca, ¿no cree usted, licenciado?
-Estoy de acuerdo –secundó el profesionista-. Adelante.
-Mire, no niego que sí le mentí por cinco años, pero fue por su bien.
-Ahh… creo que no le entiendo, señor. Explíquese, por favor.
-Si. Resulta que mamá llegó de visita a la casa, y nos llevó de comer. Y yo le dije, “oye mami, que bueno que cocinaste, Rosa lleva cinco años haciendo el mismo platillo que no me gusta, pero para que no se enoje me lo como todo”.