JMK, el tiempo de las deslealtades

JMK, el tiempo de las deslealtades

RETRATOS HABLADOS

La segunda vinculación a proceso por el caso Ayotzinapa, del ex Procurador General de la República, y ex gobernador de Hidalgo, Jesús Murillo Karam, es, de manera evidente, un caso que tendrá que ser estudiado en la historia de las vendettas políticas que con tanta frecuencia se practican en nuestro país. De ningún modo un acto de justicia para dar con el verdadero origen de la tragedia, que rodeó la desaparición y asesinato de los jóvenes normalistas.

Cada cual tendrá su propia conclusión en torno al caso, pero prevalece la propia palabra del ex mandatario hidalguense, encargado de la investigación cuando, al ser detenido, el agente ministerial, le dijo: “es penoso, de verdad”, y simplemente le contestó: “no se preocupe, no es penoso, es político”,

Desde agosto del año pasado, el ex Procurador permanece en prisión preventiva, aquejado de problemas de salud cada vez más complicados, pero fundamentalmente aquejado por una acusación que no ha logrado sostenerse en ninguno de sus planteamientos, como no sean los que buscaron con ansiedad una figura pública del sexenio pasado, para ofrecer en prenda de compromiso a los que encabezan el movimiento de los 43 de Ayotzinapa.

Porque, seamos claros, puede que usted aplauda esta segunda vinculación porque Murillo Karam nunca fue de su agrado, o porque está cierto que el sobrino de Dolores Padierna, juez del Reclusorio Norte, Marco Antonio Fuerte Tapia, estudió los señalamientos de la Subsecretaría de Derechos Humanos, de la Secretaría de Gobernación, que encabeza Alejandro Encinas, que desechó en su totalidad la investigación del ex Procurador, y determinó que sí, que efectivamente había ordenado la tortura de “El Cepillo” para sacare la “verdad histórica”. 

Sin embargo un hecho central, es que el hoy enfermo personaje, se distinguió a lo largo de su carrera como abogado y ligado a los asuntos de la justicia, como un investigador acucioso, no dado a los inventos de los que se le achacan, y con un prestigio ganado a lo largo de su trayectoria.

No son pocos los que afirman que su trabajo sobre Ayotzinapa, que suma centenas de carpetas, miles tal vez, ni siquiera fue leído por quienes decidieron desecharlo, para después inculparlo y colocarlo casi en nivel de responsable del secuestro y asesinato de los jóvenes normalistas. No había prueba alguna de que hubiera participado en esas acciones, ninguna, pero el asunto fundamental era poder ofrecer en ritual de sacrificio a un político importante del sexenio de Peña Nieto.

Pocos en su tierra natal se han pronunciado sobre el caso, que de seguir este rumbo podría desembocar en una crisis de salud del ex gobernador y un desenlace fatal. Fatal porque  tal vez el personaje más importante del priísmo, partido político que hoy vive sus últimos días, por su capacidad de análisis y reflexión, por su nivel de conocimiento real de las leyes y la historia de México, por concebir el ejercicio político como un espacio para el diálogo y la reconciliación de los que no piensan igual.

Lamentable el silencio ante el poder brutal, absoluto, de quien decidió llevarlo a la piedra de los sacrificios y ofrendarlo ante el aplauso de la muchedumbre. Eso siempre rinde frutos importantes en esto de la política.

Hoy como nunca observamos la condición humana de los que un tiempo no escatimaban elogios hacia el gobernante, luego subsecretario de Gobernación, luego secretario general de su partido hoy casi extinto, después Procurador… y hoy simplemente cierran la boca, callan, porque son otros tiempos, y esos otros tiempos exigen no mirar, no saludar al que ha sido declarado “El Enemigo del Pueblo”, como la obra de Ibsen.

Mil gracias, hasta mañana.

Correo: jeperalta@plazajuarez.mx

Twitter: @JavierEPeralta

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