En una Colombia sin rumbo definido
• La imagen favorable del presidente cae hasta el 33% mientras crece la contestación social
La aplicación de lo pactado por el anterior Ejecutivo en La Habana ha sufrido reveses, sobre todo relacionados con el trabajo del sistema de justicia encargado de juzgar los crímenes de la guerra, lo que ha marcado estos tres meses han sido las urgencias de un país en plena transición, que ya ha dejado atrás más de medio siglo de conflicto armado
Iván Duque ganó las elecciones el pasado 17 de junio con más de diez millones de votos, un resultado histórico que reflejaba el deseo de los colombianos de inaugurar una nueva etapa. Asumió el cargo el 7 de agosto con el propósito de superar el clima de polarización que marcó al país desde la firma de los acuerdos de paz con las FARC, de los que están a punto de cumplirse dos años.
Han pasado 100 días y el nuevo presidente aún no ha dado las suficientes pistas para determinar cuál será el rumbo de su mandato. Algunas de las últimas encuestas certifican la caída de su popularidad. La firma Cifras y Conceptos reflejan un desplome que llega hasta el 33%, mientras la imagen desfavorable alcanza el 65%.
Afronta una creciente ola de contestación social, representada sobre todo por el movimiento estudiantil.
“Voy a entregar todas, absolutamente todas mis energías en unir a este país. Es muy importante decirles a ustedes y a toda Colombia que no hay ciudadanos vencidos. Se trata hoy más que nunca de unir a nuestro país”.
Esta fue la primera declaración de intenciones de Duque, que tiene 42 años, tras conocer el resultado electoral. Ese mensaje tenía que ver con el trasfondo del proceso de paz. El mandatario prometió corregir los acuerdos con la antigua guerrilla, aunque rechazó hacerlos trizas como demanda el sector más intransigente de su partido, el Centro Democrático, fundado por el expresidente y senador Álvaro Uribe.