Atentados en París
Sobre las familias que ven cómo sus hijos se radicalizan “son ellos, los padres, los que tienen que vigilar a sus descendientes. La mezquita no es la Policía”. “Si alguna vez sus padres vienen a nosotros, les decimos que primero les quiten el pasaporte y segundo, que vayan a Comisaría”.
La primera oración musulmana después de los atentados del 13-N en París tuvo lugar en cada una de las miles de mezquitas que se encuentran en Francia. Durante la semana, los líderes musulmanes convocaron para el viernes un multitudinario acto de repulsa en la Gran Mezquita de París, sin embargo, por cuestiones de seguridad, tuvo que ser cancelado. En otras ciudades galas como Estrasburgo sí condenó el terrorismo y la confusión de conceptos ligados al Islam.
En la mezquita Omar, su presidente actual, Hammadi Hammami, explica que en el Islam “está prohibido suicidarse. Si te suicidas con un cinturón explosivo no vas al paraíso”. Al preguntarle si matar a infieles o a cristianos está premiado reconoce que tampoco se puede quitar vidas. “Sólo Dios da y quita la vida, no los hombres”.
Hammami confiesa que desde que sábado pasado, se han producido al menos 23 ataques contra musulmanes. “En su mayoría a mujeres por llevar velo. Es muy peligroso lo que está pasando, se está dividiendo a la sociedad francesa”, indica Hammami para quien “por culpa de 10 personas no se puede juzgar a los 6 millones de musulmanes que viven en Francia”. Al comentarle que el problema es que los yihadistas gritaron “Allahu Akbar” mientras abrían fuego, Hammami sostiene en que ellos no son musulmanes ni se mata en nombre de dios. “No tienen derecho”.
Para él hubo ciertos argelinos que en las librerías árabes cercanas al templo religioso sí traspasaron la línea del radicalismo en sus conversaciones, “pero fuera de la mezquita no aquí”.