Investigan a Trump por posible obstrucción a la justicia

Los escándalos de un presidente gringo atípico

El fiscal especial, Robert Mueller, llama a altos cargos de inteligencia para determinar si el presidente quiso impedir la investigación de la trama rusa; Trump insiste en que es “una caza de brujas”
 
El trabajo de Mueller, mentor y amigo Comey, sobrepasa el juego de declaraciones y busca corroboraciones en otros espacios. Para ello ha citado esta misma semana al director de Inteligencia Nacional, Daniel Coats, y al responsable de la Agencia Nacional de Seguridad, el almirante Mike Rogers. Ambos supuestamente recibieron llamadas de Trump para presionar a Comey. Ninguno lo ha reconocido públicamente, pero se han mostrado dispuestos a declarar
 
Trump ya está en la diana. El fiscal especial Robert Mueller le investiga por un posible delito de obstrucción a la justicia y ha llamado a altos cargos de inteligencia para comprobar si trató de socavar las pesquisas de la trama rusa. La medida, adelantada por The Washington Post, implica un paso de gigante y, en caso de que derive en una acusación, puede abrir la puerta del impeachment.
“Están presenciando la mayor caza de brujas en la historia política de América, dirigida por gente muy mala y conflictiva”, dijo la mañana de ayer en un tuit Trump. “Construyeron una falsa colusión con la historia rusa, no hallaron pruebas, y ahora buscan la obstrucción a la justicia con la historia falsa”, remachó.
Bajo la dirección del FBI, la investigación de la trama rusa se había limitado a determinar si el equipo electoral de Trump se coordinó con el Kremlin en la campaña de desprestigio lanzada contra la candidata demócrata Hillary Clinton. Pero el presidente, tal y como reconoció el anterior director del FBI, James Comey, no figuraba en las indagaciones.
Las tornas cambiaron radicalmente con la destitución de Comey. Aunque en un principio, la Casa Blanca alegó que el despido fue motivado por su errática conducta en el tortuoso asunto de los correos de Hillary Clinton, el propio Trump reconoció en una entrevista que se debió “a esa cosa rusa”. Luego, en un encuentro en la Casa Blanca con el ministro de Asuntos Exteriores ruso, admitió que la salida le “había quitado mucho peso de encima”.
Todo ello ha sido recogido ahora por el fiscal especial. Hombre de integridad probada, que dirigió el FBI desde 2001 hasta 2013, Mueller ha puesto el foco en el presidente a raíz de este despido. Un acto de enorme trascendencia política y que llevó a Comey a declarar el jueves pasado en el Comité de Inteligencia del Senado. Ante una nación conmocionada, el exdirector del FBI acusó al presidente de “mentir y difamar”, de intentar “darle directrices” para desviar la investigación sobre el teniente general Michael Flynn e incluso de pedirle favores a cambio de mantenerle en el puesto. Fue una carga de profundidad bien calculada para armar una posible acusación de obstrucción.

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