En el que aún se aprecian fragmentos de tres diferentes tipos de diseños pictóricos creados entre los siglos XVII y XIX
Un mural del Templo de San Bernardino de Siena en Xochimilco, en el que aún se aprecian fragmentos de tres diferentes tipos de diseños pictóricos creados entre los siglos XVII y XIX, fue descubierto e intervenido de modo emergente por expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Cuando los especialistas desmontaron las pinturas del retablo principal para intervenirlas, descubrieron que detrás de la pieza se escondía el mural de 84 metros cuadrados en el sector oriente del templo. Sus tres capas pictóricas dan cuenta de las distintas decoraciones que tuvo el ábside entre los siglos XVII y XIX. La más antigua representa unos sillares, la segunda muestra a frailes franciscanos y la tercera simula un cortinaje con decoraciones florales y vegetales.
“La primera capa data de finales del siglo XVI y principios del XVII. Es bicroma, gris y blanca, y muestra sillares esgrafiados distribuidos a lo largo del muro. La intermedia es de la primera mitad del XVII, lo cual se sabe por la identificación de un pigmento, y tiene tres frailes enmarcados cada uno con un cordón. La tercera data de finales del siglo XVIII o principios del XIX, dato obtenido por los colores utilizados y el diseño más tardío: simula cortinajes con grandes moños y guías de elementos vegetales y florales”, dijo Claudia Salgado, responsable del proyecto junto con el restaurador Juan Manuel Rocha.
La obra (temples y pintura a la cal) presentaba gran cantidad de polvo acumulado, deyecciones y escurrimiento de materiales constructivos, debido a que en los años 80 de la centuria pasada se trabajó en la bóveda, dañada por el terremoto de 1985. También se hallaron secciones intervenidas por gente inexperta. Así, para realizar el diagnóstico se efectuó una limpieza superficial.
Concluida la limpieza superficial, revisaron la capa pictórica con luz ultravioleta para identificar materiales agregados, porque a pesar de ubicarse en un lugar inaccesible tenía varios repintes.
Asimismo, se hizo un análisis con fluorescencia de rayos X para caracterizar los materiales constitutivos y proponer una asociación temporal de las capas pictóricas. También se recolectaron muestras parcialmente desprendidas con las que se realizaron estudios microquímicos y cortes estratigráficos para complementar la información de la superposición de estratos, las técnicas de manufactura y las paletas cromáticas. A partir de estos estudios se ha definido que la primera capa es una pintura a la cal y las otras son temples.
La intervención consistió en remover la suciedad, recuperar la adhesión de la capa pictórica al soporte y consolidar zonas con disgregación de materiales constitutivos y oquedades, con lo que se concluyó la integración a nivel de soporte para garantizar la estabilidad material.