División regional por los conflictos políticos
• Maduro festeja el sábado su salida de la OEA
Al anunciar el pasado 21 de abril que Chile se retirará de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), porque el bloque se ideologizó y perdió su sentido original de defensa democrática, el presidente chileno, Salvador Piñera, consolidó un proceso hemisférico: el colapso de los órganos de integración de América Latina y el Caribe por la división regional que generaron los conflictos en Venezuela y en Nicaragua.
Para agravar el panorama, Venezuela se retirará el próximo 27 de abril de la Organización de los Estados Americanos (OEA), en una ruta que abrió desde 2017 al denunciarla como instrumento imperial de EU.
“Y nos vamos pa’ la calle a celebrar que no tenemos nada que ver con ese organismo vetusto, manipulador, que está al servicio de EU”, proclamó el martes Maduro.
Diosdado Cabello, segundo del régimen de Venezuela, alertó que “los países más serviles se están saliendo de la Unasur, porque es una orden de EU”.
A este escenario se sumaron la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), el Sistema de Integración Centroamericana (Sica) y también la Asociación de Estados del Caribe (AEC), en desconfianza y sin consenso sobre las crisis por la pugna democrática en Nicaragua, que estalló en el año pasado, y en Venezuela, que se agravó desde 2014.