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Aunque los datos vigentes en México enmarcan un ligero progreso en la recuperación económica frente al desempleo, no son suficientes para los retos demandados por la sociedad.
Durante el confinamiento, causado por la Covid-19, la población ocupada para marzo de 2021, tuvo una disminución de dos millones de personas; la ocupación informal ascendió a treinta y un millones; y el incremento de dos millones de la población subocupada que, aunque desearan trabajar más para ganar más, trabajan menos, y ganan poco, como parte de una realidad económica.
A nivel mundial, la crisis social continúa, pese a la ligera reactivación económica, con tasas de desocupación, niveles de pobreza, y de pobreza extrema mayores a los observados antes de la pandemia.
De acuerdo con las estimaciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la tasa de desocupación en 2021 llegaría a un 11.8 de la tasa porcentual para las mujeres y un 8.1 para los hombres, en comparación con las cifras del 12.1 y el 9.1, respectivamente, registradas en 2020. La pérdida del empleo y la reducción de los ingresos laborales ocurridas durante la pandemia han afectado más a los estratos de menores ingresos.
En 2021, la tasa de pobreza extrema habría alcanzado el 13.8 por ciento y la de pobreza llegaría al 32.1. Por tanto, en comparación con las cifras de 2020, el número de personas en situación de pobreza extrema pasaría de 81 a 86 millones, mientras que el número total de personas en situación de pobreza disminuiría ligeramente de 204 a 201 millones.
No obstante a la muy baja recuperación económica experimentada en 2021, los niveles relativos y absolutos estimados de pobreza y de pobreza extrema se han mantenido por encima de los registrados en 2019, lo que refleja la continuación de la crisis social.
La publicación de Panorama Social de América Latina de las Naciones Unidas, expresa los instrumentos de protección social frente al desempleo que pretenden contener el impacto de la pérdida del empleo sobre los ingresos de los trabajadores, incluyendo seguros de desempleo, cuentas de ahorro individuales para desempleo, indemnizaciones por despido y la asistencia a los desempleados.
Países como Argentina, Bahamas, Barbados, Brasil, Chile, Ecuador y Uruguay, cuentan con un sistema obligatorio de seguro de desempleo o de cuentas individuales de ahorro de los trabajadores, que mitigan los efectos económicos de las familias.
Asimismo, la CEPAL expresa que, para lograr una recuperación con igualdad en el corto plazo, junto con las políticas de salud, de cuidados y de reactivación del empleo, el trabajo informal, y la promoción del regreso gradual y seguro a las escuelas, es clave dar continuidad a las medidas de protección social de emergencia que algunos países de la región ya han implementado.
Una recuperación transformadora implica el reconocimiento, redistribución y reducción de las tareas de cuidado
Se necesita, sobre todo, establecer garantías básicas de ingreso para el conjunto de la población, fortalecer y expandir los seguros de desempleo, promover políticas activas en el mercado de trabajo y de formalización laboral, y transitar hacia una economía y una sociedad del cuidado para consolidar la autonomía de las mujeres y contribuir a la reactivación transformadora.