Inicia en Alemania nueva lucha contra calentamiento global en la COP 23

NÚMEROS CLAROS
La pasada Cumbre sobre el Cambio Climático de 2016 (COP22), se desarrolló bajo la amenaza del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, de retirar a su país de los Acuerdos de París, luego que durante su campaña afirmó que el cambio climático era ficción y no apoyaría las aportaciones estadounidenses para hacer frente al calentamiento global del planeta; amenaza que finalmente cumplió en este años a pesar de la condena mundial que ha enfrentado por ello y los desastre naturales que su país ha enfrentado en este año.

Hace dos años concluía exitosamente en Paris, la 21ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP21), y en septiembre de 2016, el mundo festejaba que los dos países más contaminantes, China y los Estados Unidos, ratificaran formalmente los Acuerdos de París sobre el cambio climático, en el marco de la Cumbre del Grupo de los 20 (G20) efectuada en China.
    Entonces, el mundo celebraba que por primera vez todos los países que pueblan el planeta se pusieran de acuerdo, para establecer nuevas bases en la lucha contra el calentamiento global que afecta la tierra y se crearan las bases para que todos los Estados ratificaran los acuerdos.
    Los dos países responsables de la producción de más del 40% del total de las emisiones de CO2, que provocan el efecto invernadero en el planeta, habían respaldado los acuerdos de París. Los presidentes Barack Obama y Xi Jinping, no sólo habían discutido del futuro de la vida en la tierra en la Cumbre del G20, sino también llegado a acuerdos para apoyar la lucha conjunta contra el cambio climático en el mundo.
La pasada Cumbre sobre el Cambio Climático de 2016 (COP22), se desarrolló bajo la amenaza del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, de retirar a su país de los Acuerdos de París, luego que durante su campaña afirmó que el cambio climático era ficción y no apoyaría las aportaciones estadounidenses para hacer frente al calentamiento global del planeta; amenaza que finalmente cumplió en este años a pesar de la condena mundial que ha enfrentado por ello y los desastre naturales que su país ha enfrentado en este año.
Pero pese a todo, este lunes 6 de noviembre, de nueva cuenta, delegados de casi 200 países se han dado cita en Bonn, Alemania, por primera vez desde la salida en junio pasado de los Estados Unidos del Acuerdo de París, para iniciar los trabajos de la 23ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP23), con el gran desafío de detener el calentamiento global del planeta.
Los despachos de prensa señalan que no hay euforia en Bonn, donde han comenzado ya los trabajos de la COP23 de la ONU, pero tampoco la salida de los Estados Unidos ha debilitado el ánimo de la mayoría de los países del planeta que desean parar el calentamiento global en no más de 2 grados o 1.5 grados si es posible, como lo acordaron 195 países hace casi dos años en París.
Según un reciente estudio del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, ahora la trayectoria del calentamiento global parece aumentar en más de 3 grados y los países han reafirmado su compromiso de hacer un esfuerzo mayor para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y a trabajar para cumplir con el objetivo del Acuerdo de París, de reducir el calentamiento a entre 1.5 y 2 grados.
Los Estados Unidos siguen siendo el segundo país emisor de CO2, después de China, pero el país que está en riesgo de desparecer con el deshielo de los polos por el calentamiento es el archipiélago que conforman las Islas Fiji.
En meses atrás fue designada la excanciller mexicana y embajadora, Patricia Espinosa Cantellano, como Secretaria Ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), en sustitución de la costarricense Christiana Figueres, con quien trabajó arduamente durante la COP16 en Cancún en 2010 y ahora le tocará apoyar los trabajos que coordinará Alemania, quien tiene la presidencia de la COP23, donde 40 pequeños países insulares, que podrían ser las primeras víctimas del aumento de las temperaturas, reclamarán su derecho a seguir existiendo.

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