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INAH restaura retablos neoclásicos de Oaxaca

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Después de dos temporadas de trabajo, la comunidad recibió las obras restauradas el pasado 18 de marzo de manos de restauradores del Centro INAH Oaxaca

 

Restauradores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) intervinieron tres retablos de estilo neoclásico del siglo XVIII, afectados por un incendio suscitado hace seis años por un corto circuito en el Templo de San Andrés Zabache, en el estado de Oaxaca.

 

Después de dos temporadas de trabajo, la comunidad recibió las obras restauradas el pasado 18 de marzo de manos de restauradores del Centro INAH Oaxaca, quienes las atendieron por medio de un equipo coordinado por Carolina Olvera y Marina Corres, y con el apoyo de los pobladores de la localidad, ubicada en el distrito Ejutla de Crespo.

 

De autores anónimos y con algunos elementos barrocos, los tres retablos tuvieron distintos grados de afectación, al igual que las representaciones de santos que cada uno contiene.  A partir de 2014, once esculturas policromadas recibieron limpieza, resane y reintegración de acuerdo con su nivel de afectación.

 

Del retablo mayor se perdió casi el 80% de su composición, explicó Marina Corres, por lo que tuvo que rehacerse en su totalidad con madera de cedro; se atendieron también las tallas de la Virgen del Rosario y san Vicente Ferrer.

 

En el retablo sur, se logró la recuperación de las esculturas de san Andrés, la más antigua del templo, y de la Virgen María.  En  tanto que en la obra norte, que también contiene la imagen del santo patrono, se rehabilitaron las piezas de san Joaquín y santa Ana.

 

La intervención en el conjunto principal se completó en la primera etapa, y la efectuó de  septiembre a diciembre de 2014, la restauradora Carolina Olvera. Las otras dos obras retablísticas fueron atendidas con procesos de conservación y preservación, que consistieron en fumigación, limpieza, consolidación de capas pictóricas originales, eliminación de pintura de intervenciones anteriores y resane.

 

Al frente del retablo central, existía un altar de mármol que fue reemplazado por uno de mampostería, tal como estaba en los inicios del templo. Se tiene información de que en la parte alta había una pintura y después un tapete con la imagen de la Virgen de Guadalupe que se quemó en el siniestro. La restauradora Marina Corres propone que posteriormente se coloque una pieza de mayor calidad.

 

En este sentido, los criterios de restauración se enfocaron en restituir donde fuera posible el estado original del inmueble religioso con apoyo de los habitantes y las fuentes documentales que ellos resguardan.  De este modo, se tuvo acceso a algunos escritos que datan de finales del siglo XVIII, cuando fue construido el templo, que están resguardados en un baúl junto con fragmentos de cera.

 

Por costumbre, dicho baúl está bajo custodia de los “mayordomos de cera”, término que se les da a las personas que protegen el material con que se facturan velas para las fiestas de la comunidad, y custodian este antiguo corpus documental que contiene información histórica del templo y San Andrés Zabache.