“El testimonio como espejo de vida para autoreconocer la violencia”
En el marco del día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres y las Niñas, asambleístas Tepeapulquenses promovieron el Primer concurso “Compartiendo testimonios de Violencia en el Noviazgo” en el impulso de hacer romper el silencio desde el anonimato, con la descripción de experiencias amargas que enmarcan violencia en sus distintos tipos comprobando que no es amor.
El propósito de la convocatoria es la de propiciar la compartición de testimonios de violencia en el noviazgo, como una oportunidad de aprender a partir de la experiencia de otra persona, que por consecuencia genere el autoreconocimiento de algún tipo de violencia que en su caso padezca en la relación de noviazgo, y así poder tomar decisiones que conlleven a la integridad física y emocional.
El testimonio que obtuvo el primer lugar es denominado “Por presión y confusión, pero no salió de mi corazón”, en donde la joven autora narra que la violencia ocurre en la realidad de cualquier persona sin importar su condición social, cultural o económica.
La historia comienza así: “En una fiesta conocí a una persona… yo notaba que no era honesto en cuanto a su edad… una vez me pidió vernos, me cito en su casa… note que él cada vez quería tener más contacto físico conmigo que me llegó a incomodar… él al notarme un poco insegura cambió su comportamiento a distante, aburrido y sin tema de conversación como si yo no existiera… al volver a casa me culpe de todo lo sucedido”
“Cuando volví a verlo, dejé mis inseguridades y miedos… aunque no tuve el valor de contar que lejos de ser algo bonito fue desagradable, me sentí incómoda, su manera de verme, de hablarme, las palabras que usaba no me halagaban me hacían sentir como un objeto más, que no importaba lo que yo sentía, lo único que importaba es que él la pasara bien y que mis amigas ya no llamarían santurrona”.
“Me decía que yo nunca ponía de mi parte, y que por lo menos le cooperara para su gasolina que gastaba por ir a verme, porque él no gastaría solo para estar conmigo una hora o menos, pero lo que más le molestaba es que yo siempre ponía pretextos para intimidar, algunas veces me jalaba intentando forzarme, yo le proponía platicar, pero él se burlaba y muchas veces entre juego y juego solía golpearme la cabeza como si fuera algo tan normal”.
“Decidí escribirle para explicarle que ya no quería seguir con él, pero me dijo que yo era suya, y que si no accedía a seguir viéndonos buscaría la forma de que mis padres se enteraran de lo nuestro, y yo por miedo accedí, aunque siempre buscaba excusas evitando verlo, pero el insistía amenazándome con contar todo, jamás me había sentido tan acorralada, tan forzada y sobre todo tan asustada”.
Los cortos fragmentos del testimonio presentados dan cuenta de la violencia psicológica, sexual y hasta física que la joven experimentó, al ser presionada y forzada a tener relaciones sexuales y hasta recibir golpes y jalones disfrazados de juegos, generándole efectos psicológicos adversos en su interior de incomodidad, miedo, y ansiedad; a más de la presión social que sus amigas ejercían sobre ella para ser aceptada como parte de su grupo.
“Que este testimonio sirva de espejo para identificar los rasgos de violencia en tu relación que impulsen tus decisiones a una vida plena, libre y feliz”