“Derecho a la protección infantil en tiempos de COVID-19”
La responsabilidad de la crianza de los hijos e hijas, y más aún en edad temprana, se ha delegado a las mujeres debido a las prácticas culturales que de generación en generación se fortalecen los roles y estereotipos para que sean ellas las que se encarguen de esta tarea.
Desde hace ya año y medio, los medios de comunicación, los espacios laborales, familiares, y comercios, por citar algunos, el tema es el CORONAVIRUS, que incluso hace que hasta los niños y las niñas quieran hablar de ello porque se encuentran inquietos por todo lo que escuchan en su contexto, sin recibir explicaciones; provocándoles incertidumbre, ansiedad, nervios y estrés por el confinamiento, por toda la información que escuchan.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) señala que cuando se interrumpen las rutinas en las niñas y niños menores de 6 años, es decir, que hay una disrupción de la vida cotidiana y normal, puede generarles estrés.
El estrés no siempre es malo, pues fácilmente se puede combatir con apapachos, juegos y distracciones, puedes ayudar a bajar los niveles de cortisol y regresar el cuerpo a la normalidad, que muy probablemente las niñas y los niños estén sufriendo este tipo de estrés, por el aislamiento frente al coronavirus. Es normal que, a causa del estrés, las niñas y niños más pequeños empiecen a tener ciertos comportamientos de regresión en su desarrollo.
Situación que agrava el accionar de la crianza a cargo exclusivo de la mayoría de las mujeres, pidiendo a gritos recomendaciones para promover la protección de las emociones de sus hijas e hijos, debido a que estos menores aún no han adquirido la madurez suficiente para entender los aspectos biológicos, sociales y económicos que el Coronavirus implica.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) ha elaborado una sencilla guía “Lo que madres, padres y educadores deben saber: cómo proteger a hijas, hijos y alumnos del Coronavirus (COVID-19).
El material dice que los eufemismos que utilizamos para llamar al virus “bichos”, o bien decir “está malita porque tiene un bicho” son imprecisiones que no contribuyen a su formación científica, pero sí ayudan a proteger su bienestar emocional, finalmente el aspecto científico más tarde lo podrán abordar, mientras que la atención de proporcionar información a los menores es una alta prioridad.
La información científica en la etapa de primera infancia supone una dificultad para ser procesada pudiendo desarrollar ansiedad y miedos por incertidumbre, que hace necesario evitar que vean o escuchen noticias y reportajes de la situación, y con mayor razón si se trata de información alarmista, morbosa y constante.
La guía recomienda dedicar tiempo a las dudas e inquietudes de sus hijas e hijos, hablándoles con palabras sencillas, pero no engañosas, dándoles la información en forma de cuentos, para que sea más ligera y fácil de entender para ellos, cuentos que se editan cada año sobre salud y enfermedades, ya que les permite procesar el impacto emocional a través de la imaginación, y para mitigar el tiempo recomienda que lean o cocinen juntos.
Muchas mujeres han puesto en práctica estas sencillas recomendaciones y han podido proteger las emociones de sus hijos e hijas. ¡Anímate y protege las emociones de tus hijos e hijas!
