RETRATOS HABLADOS
Fomentar la radicalización en los discursos de campaña que está por empezar, sumarnos al linchamiento de unos contra otros. Vaya pues, abrazar la idea de que estamos ante un claro e inobjetable escenario maniqueo, donde unos son buenos y otros malos, por lo que es deber invocar a los mismos dioses a favor de uno y en contra de otro, sería tanto como caer en la trampa ruidosa para no escuchar, no valorar en términos reales lo que plantee uno u otro de los ya casi candidatos avalados por el Instituto Estatal Electoral de Hidalgo, para buscar la primera magistratura de la entidad.
Con ruido es difícil, casi imposible poder escuchar, y menos entender lo que habrán de decir los candidatos y la candidata. Lo menos que podemos hacer es descartar convertirnos en porristas de los furibundos ataques, y sí insistir en que hoy como nunca es de vital importancia que tengan la capacidad, los candidatos y la candidata, de saber comunicar sus proyectos centrales para hacer que nuestro Estado, finalmente tenga acceso a una justicia histórica que le han quedado a deber desde hace más de medio siglo.
Eso, si por fin hemos arribado al momento justo en que se ha logrado entender que no será con escenas casi pugilísticas, con las que logremos discernir con absoluta serenidad y paciencia, quién conviene más al futuro de Hidalgo, al de su población con más necesidades, pero en síntesis a todos, absolutamente todos sus habitantes.
Porque, sépalo desde hoy, quien fundamente su campaña en la tesis del Hombre Increíble, es decir Kalimán, “la mejor defensa es el ataque”, estará en la tendencia de crear cortinas de humo ante la incapacidad de contar con verdaderas propuestas, y sobre todo los caminos que permitan hacerlas realidad, porque está claro que de promesas y compromisos que nunca se cumplen, ya todos están hartos.
Sin duda la responsabilidad de todos, no solo los que se dedican a informar y a veces opinar, es demandar campañas con un contenido real, no meros artificios o mítines estilo otros tiempos, en que la competencia era por ver quién “acarreaba más”. Con todo y que la práctica se mantiene en el plano federal, es deber de todos los contendientes, impulsar una verdadera nueva política, que contemple saber comunicar sus ideas, y por qué no, sus ideales.
Debemos exigir que en las campañas se privilegie la exposición de proyectos, y se descarte a quienes tengan la certeza de que la ofensa, las difamaciones, las calumnias, les sumarán bonos, “porque el pueblo gusta del linchamiento y gustoso se suma”.
No es así. El pueblo, aunque lo más indicado es decir el ciudadano, en singular, porque pueblo abarca todo y nada, y en no pocas ocasiones se encarna en un líder obnubilado, cierto de que está a un paso de convertirse en la Santísima Trinidad. El ciudadano, sabe, comprende a cabalidad cuando lo quieren usar de linchador, y cuándo lo toman en cuenta en términos reales.
El ciudadano, la mujer, el hombre de a pie, de campo, con nombre e identidad real, no el pueblo que suena a Fuenteovejuna, es capaz de escuchar, de comprender, de valorar, de no caer en ningún engaño, y luego de ello, decidir por quién habrá de votar.
Se trata de una elección única en toda la historia del estado de Hidalgo, porque hay una competencia real, no ficticia en la que ya se sabía de antemano quién iba a ganar.
Por ello, le pido estemos atentos para ver las tácticas que usarán para ganar el voto popular. Le insisto: si su argumento es la difamación, la ofensa, la descalificación del otro sin presentar absolutamente nada en cuanto a proyectos, ideas, propuestas, no confíe, dele la espalda, cancele toda posibilidad de votar por ese personaje.
Lo contrario: si confía en la inteligencia del votante al presentarle sus proyectos, sus ideas, los caminos que caminará para llevar a todo Hidalgo a un nuevo horizonte, más justo, más digno para cada uno de sus habitantes.
Eso es lo que debemos observar y valorar.
Al menos así lo creo.
Mil gracias, hasta mañana.
jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
@JavierEPeralta
