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Huerta, Paz y Revueltas, al ritmo de rock y funk

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La noche es fría a las afueras de la Fonoteca Nacional, y la Sala

 

Murray Schafer se ha visto rebasada; en ella hay más de un centenar

 

de espectadores, afuera aguardan otras decenas sentados frente a

 

un televisor y un par de altavoces.

Este sábado será musicalizada la

 

poesía de Octavio Paz, Efraín Huerta y José Revueltas; el

 

recibimiento del público superó expectativas, dirán más tarde los

 

organizadores del concierto.

 

El centenario del natalicio de los autores fue en 2014, en ese

 

entonces alumnos de la Escuela de Música del Rock a la Palabra

 

plantearon lo que hoy llega en forma de concierto festivo y disco

 

gratuito.

 

Invitados especiales cooptan primeras filas: Olivia y Juio

 

Revueltas, hija y nieto de José Revueltas; están presentes también

 

David y Raquel Huerta, hijos del poeta; de Octavio Paz nos custodia

 

su recuerdo fantasmal; pasó los últimos días de su vida en este

 

recinto, la Casa de Alvarado.

 

Se levanta al micrófono Eduardo Vázquez, Secretario de

 

Cultura de la Ciudad de México: “No quisimos celebración de bronce,

 

con monumentos ni solemnidad. Buscamos una invitación a releer la

 

poética de nuestros autores, para que las letras se encontraran con

 

la voz y el arte de la música.”

 

En el escenario se expresa ahora Guillermo Briseño, director

 

de la academia desde su apertura en 2006: “Esto de juntar al rock y

 

la poesía no es nada nuevo, lo que pasa es que ahora la música se

 

ha vuelto más tonta”; la idea nació entre las clases mismas, donde

 

los alumnos se enamoraron de los escritores, siendo ahora Myrna

 

Armenta, la principal organizadora del proyecto.

 

Las palabras del pasado cobran vida por sí mismas gracias a la

 

rúbrica rítmica de sus autores; no necesitan de la música, pero es

 

por medio de ella que puedan transformarse y pervivir cual mito

 

inagotable, en una forma libre de solapas y portadas.

 

“La perla” ejecuta sintetizadores para dar una presencia

 

ecléctica a las líneas del cocodrilo Huerta; “Ave Sol” hace un

 

homenaje al poema Viento de Octavio Paz; “Latidos de Huerta”

 

acompaña La rosa Primitiva utilizando voces femeninas y batería

 

serena; “Myrna y la Conjuria” ofrece una versión taciturna del poema

 

Soy un sueño de Revueltas; el grupo encabezado por Neftalí Leal

 

ejecuta el poema Espiral de Paz, en voz portentosa que aclama