ALFIL NEGRO
Se dice y con mucha razón, que nada de nuestro mundo es eterno, porque teniendo principio tiene fin, y que si muchas veces se utiliza la expresión “es para siempre” ,con sentido de permanencia sin fin, no deja de ser más que un buen deseo de que permanezca mucho tiempo a lo que nos referimos, aunque sepamos que no será así, porque incluso la vida se encierra en la frase del miércoles de ceniza: “polvo eres y en polvo te convertirás”, para gritarnos que todo pasa y por más importante que sea, al final todo lo barre el viento del olvido.
Si eso pasa en instituciones fuertes como los imperios, que se soñaron eternos, cuanto más las personas que, en muchas ocasiones, por los cargos que tienen parecieran inamovibles y eternas, en un contrasentido porque la expresión “mortales” en el sentido de que morirán, los reduce a lo que es la realidad la existencia, sólo un momento aquí, dijo el poeta: “sólo un momento”.
Por eso los gobiernos son transitorios y quienes los encabezan también, con el reto de hacerlo bien para dejar una memoria de logros y reconocimiento el tiempo que dure la memoria.
Y cuando los tiempos de un gobierno se terminan o viven sus últimos meses, es cuando lo que urge en ese esfuerzo de dejar una memoria de reconocimiento es cerrar las puertas de las responsabilidades con decoro y con honradez.
Y en nuestro estado, un sexenio está ya cerrando sus puertas. En opinión de la mayoría, ha sido un buen gobierno en dichos y en acciones.
Se espera de que los responsables de cada área cierren con dignidad sus puertas, sin pensar en ganancias o en aventuras grillas desatendiendo los encargos.
Es ahora a unos siete meses del término de una administración, cuando se debe tener la actitud de hacerlo bien por actitud personal y de grupo.
Mal se verían buscando acomodo con los que pueden ser o peor todavía asegurando el futuro con acciones negativas.
Ha sido un buen gobierno y lo menos que pueden hacer es cerrar bien todas las puertas.
Porque nada es para siempre, aunque así parezca o lo quieran.
El compromiso es hacerlo bien donde la vida abrió una oportunidad. Y más en quienes ejercen el poder.
