HOMO POLITICUS

 

Querella contra la razón

 

Los pasos perdidos se suman a las gotas amargas de una verdad que se revela con la fuerza y furia que pretende devastar al más débil.

 

Sombrío panorama cuando los imperios se imponen a la razón digna de los pueblos, cuestión que se manifiesta a través de la incertidumbre, el hambre, el desempleo y la ignorancia.

 

El racismo y la xenofobia, pese a no ser lo mismo, son estelas que se repiten en estos días aciagos, advirtiendo que son zonas oscuras de la conducta humana que no habrán de desaparecer, pese a que la humanidad hable de la razón como privilegio para sobreponerse a cualquier cosa.

 

Hemos construido sociedades de dobles discursos, hacemos de nuestros actos intenciones de impugnación social y, fácilmente, generamos terror y desolación para los demás.

 

Es difícil pensar al mundo desde la ciencia que desde el siglo XX parece habernos heredado mayores argumentos para edificar una vida mejor; pero lo cierto es que la realidad que vivimos es miserable, egoísta y asquerosa, porque la mayoría vive en condiciones infrahumanas en el planeta, mientras que las minorías parecen vivir en el paraíso.

 

Weber lo advirtió magistralmente en su obra “El político y en científico”, donde deja ver que la ciencia se decapita ante el uso del poder, por lo que no importan cuanto avancemos en el conocimiento, invariablemente, alguien lo utilizara como rescoldo de sus apetitos en contra de la humanidad.

 

El mundo que construimos no asegura las oportunidades de generar una sociedad de iguales, donde cada hombre de acuerdo a sus cualidades y preferencias pueda edificarse un porvenir. La igualdad no presupone uniformidad, pero esto no importa, porque cuando se cacarea a la igualdad se hace en términos de jure no de facto, por lo que el laberinto de la soledad sigue presente.

 

Nada parece detener a la extinción de nuestra especie, hemos perdido el rumbo ante intereses mezquinos, que lamentablemente no habrán de desaparecer, porque mientras la igualdad no se trace como oportunidad social, sólo el egoísmo ciego prevalecerá.

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