Homo, Hómini, Lupus

FAMILIA POLÍTICA

    En México, el primero de julio pasado se celebraron comicios, hasta ahora, maduros, ejemplares… cuyos resultados, esperamos, cristalicen en una transmisión pacifica del poder y en el éxito de los nuevos gobernantes. Aunque no todos creemos que venció el mejor candidato, es tiempo de serenar los rencores irracionales. Es tiempo de que el hombre demuestre que puede ser hermano y no lobo de los otros hombres.   

                               
“El hombre es el lobo del hombre”  
Thomas Hobbes.

Comienzo a leer la más reciente novela de Francisco Martín Moreno: “México Esclavizado”.
Es un texto provocador desde la primera línea. La flamígera pluma del autor de “Arrebatos Carnales”, apunta en dos direcciones, la primera los explotadores, imperialistas, esclavistas…que, en todos los tiempos, pero fundamentalmente durante los siglos XVII, XVIII y parte del XIX acumularon fabulosas riquezas con la explotación de los recursos naturales en diversas partes del mundo, pero siempre con la aberrante actividad de traficar con la libertad, la sangre y la vida de cientos de miles de aborígenes (negros, amarillos, cobrizos…). La segunda, no menos repugnante, es la labor del clero católico, cómplice del poder, acumulador de tesoros, mediante la venta de indulgencias, o el terror irracional ante la Santa Inquisición.
Mis reminiscencias dormidas, recuerdos de un joven Profesor veinteañero, obligado a preparar sus clases de Historia para quinto año de primaria, allá por los años sesenta, despertaron, al replantear ciertas preguntas en relación con el Continente Americano, cuyas respuestas un adolescente inquieto, se empeña en buscar por diversas vías epistemológicas. Quede claro: no siempre se encuentran o no son necesariamente verdaderas.
Así, por ejemplo, desde entonces traté de explicarme el por qué de las abismales diferencias entre los gringos y los pobladores de Iberoamérica. ¿Por qué en nuestro continente se hablan tres idiomas diferentes de manera oficial? ¿Cuáles son las causas de que seamos tan distantes, a pesar de nuestra proximidad geográfica (el oso y el puercoespín)? Es importante reiterar que no siempre se busca en los lugares adecuados y que en ocasiones se encuentran explicaciones en los sitios más inverosímiles, por ejemplo, la religión.
Desde el descubrimiento de América, detrás de la espada estuvieron: nuevos dioses, nuevos símbolos (la cruz…), otras palabras…Mediante las pastorelas, el teatro evangelizador y otros recursos didácticos, se arribó al sincretismo religioso. Debajo de cada altar o Santo católico, hay un icono o personaje prehispánico.
La Nueva España, no fue escenario de épicas luchas entre “pieles rojas” y “caras pálidas”; ni “el mejor indio fue el indio muerto” o recluído en reservaciones, como en las Trece Colonias inglesas (y de otras nacionalidades), asentadas en América del Norte; tampoco la violencia institucionalizó al Inglés y al Francés como lenguas oficiales. No nos afectó la Línea Alejandrina, que heredó el idioma Portugués al vasto territorio de Brasil. El mestizaje fue más fuerte que las políticas exterminadoras.
Todo lo anterior no tendría relevancia si no se pusiera énfasis en la formación religiosa de los conquistadores: unos, católicos; otros, protestantes; esto es: mientras los viciosos españoles aprovechaban la tendencia natural de los indígenas al alcoholismo, los severos cuáqueros preferían verlos muertos que borrachos.
Los católicos imponían su ley por el temor a la hoguera y a la ira del Santo Oficio, nuestros vecinos en cambio propiciaban la ciencia y el pragmatismo. Unos combatían la mentira, como elemento para perder la confianza; otros mediante la confesión obtenían el perdón de éste y otros pecados. El trabajo, la propiedad privada, la abundancia…Eran para la mentalidad protestante, derechos de los hombres, honra para Dios y bendiciones para las riquezas bien habidas. Los católicos, en cambio consideraban al trabajo como un castigo divino, a la riqueza como un estigma contra la humilde sencillez de los espíritus nobles. A los tesoros de esta tierra solamente tenían derecho: la Corona, la Nobleza y la Iglesia.
La Democracia merece un renglón aparte. Es fuente legítima del poder porque dimana directamente de la voluntad popular. Dígase lo que se diga, con todas sus imperfecciones, los procesos electorales gringos están a gran distancia de los nuestros. Aquí, casi siempre, la voluntad popular se anula ante el Poder absorbente. Recordemos que decía Lord Acton: “El poder corrompe, pero el poder absoluto corrompe absolutamente”.
    La Historia Universal, la Historia de México, las historias de todos los pueblos que en el mundo han sido ilustres o ignoradas, están escritas con tinta de sangre. Sus líneas argumentativas, con ligeras variantes, son las mismas: ambiciones, intrigas, traiciones, violencia, odios entre hermanos, riquezas mal habidas…Dinero que deja de ser medio para convertirse en fin.
En México, el primero de julio pasado se celebraron comicios, hasta ahora, maduros, ejemplares… cuyos resultados, esperamos, cristalicen en una transmisión pacifica del poder y en el éxito de los nuevos gobernantes. Aunque no todos creemos que venció el mejor candidato, es tiempo de serenar los rencores irracionales. Es tiempo de que el hombre demuestre que puede ser hermano y no lobo de los otros hombres.
Agosto 2018.

      

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