CINE DE HOY

En esta ocasión vamos a hablar del homenaje que la cineasta Alejandra Lucía Arrieta le hizo a una de mis grandes amigas

Siempre pensé que mi maestra, mentora y amiga Pola Weiss (1947-1990), merecía una película. Así que cuando se anunció dentro del XVIII Festival Docs, se exhibiría “Pola Weiss. Documental de Alejandra Lucía Arrieta”, me apresuré a verla.

Entre los asistentes a la biblioteca Elena Poniatowska había muchos jóvenes, entre ellos la realizadora, lo que me despertaba la duda si la pionera del videoarte recibiría el reconocimiento que merecía por parte de personas que no la conocieron, pero a medida que avanzaba la cinta, mis temores se desvanecieron.

La película inicia con la célebre videodanza que hizo en las afueras del Auditorio Nacional, a la que no pude asistir. La cámara pesaba ocho kilos, lo que no le impedía moverse con mucha gracia. Fui reconociendo otros eventos a los que asistí: El ropero del abuelo en el Chopo, el del video-bidet en un céntrico museo y varios más.

Los fragmentos de “Ciudad mujer ciudad”, en la que fui floor manager, me hicieron recordar a Vivian Blackmore, la modelo, y que nos agarró un temblor durante una de las filmaciones.

Reconocimos a su hermana Kitzia y su hijo Iker, y a Polito, a quienes conocimos en la casa de López Cotilla. A su pareja Fernando, a cuya ceremonia asistimos con otros compañeros.

Durante la cinta, me enteré de cosas que no sabía, como su participación como extra en la cinta “Dunas” de David Lynch, los detalles de su muerte y que sus cenizas descansan en Venecia.

Gracias a Alejandra por este homenaje a este espíritu libre que, como bien dice Ayala Blanco, pagó el precio de ser pionera y que aunque era reconocida en el extranjero, en México nunca se le hizo justicia, hasta ahora.