Dos poetas
Sobre el escenario se presenta un poeta joven, delgado y sonriente, anuncia a su auditorio que hablará sobre el amor y comienza su historia en verso relatando las pericias que atraviesan dos adolescentes que pretenden amarse infinitamente, aun sin el consentimiento de sus padres.
El narrador, adjudica cierto tono de dolor al describir cómo su amor distanciado por la familia enfrenta la lucha por las clases sociales, el escudriñamiento de los respectivos suegros y la falta de madurez para resolver su conflictiva relación.
Pasando el tiempo, es el poeta quien calla la voz, se prepara para el final y la audiencia espera ansiosa conocer el desenlace del romance; –Hasta la muerte te amaré, hasta en la muerte te encontraré, preservaré tu esencia, para confundirme en tu existir- declama armoniosamente el intérprete, esperando que su público se preparé para el final, luego de que relata una larga batalla.
-No hay huellas en la arena, que permanezcan con el agua, no hay amores que sean eternos para entregar toda el alma- finaliza y la multitud se levanta para aplaudir su actuación, parece encantada.
Entra al escenario un segundo poeta, anciano y débil se sostiene de un bastón hasta llegar a la silla que lo espera para que pueda declamar. En su actuación relata la cruel vida de una mujer que a corta edad se embarazó y cuyo padre huyó con un nuevo amor, dejando al pequeño y su angustiada madre desamparados y olvidados.
-Llega a casa agotada, derrotada por la vida y las personas, ve al pequeño y solloza, porque mañana sólo habrá sobras- Su triste declamación angustian a su público, quien comienza a levantarse e irse del lugar, para luego de ciertos minutos quedar prácticamente sólo.
No importando, continúa hasta terminar su poesía, donde tristemente se describe la humillante tarea que una madre soltera desempeña para sacar adelante a un hijo para que al crecer, éste se olvide de ella.
-Abandonada en un asilo, mirando a través de una ventana, se desprende de lo que ha vivido, para morir como antes de ser amada-
Cuando termina el programa, los dos poetas salen del auditorio, juntos se dirigen a un bar y charlan un poco, compran en el camino un ramo de flores y acuden al panteón donde en una tumba una inscripción llama su atención “Aquí descansa Ana, olvidada madre y esposa”. Finalmente padre e hijo se marchan.